El candidato del PSOE a la Junta, José Antonio Griñán, saluda a una mujer ayer en Almería. :: EFE
elecciones | 25m

El pálpito de la calle

Griñán llega al ecuador de la campaña convencido de que puede remontar e incluso ganar. «En estos momentos estamos por debajo del PP, pero muy cerca y con esperanza de ser la lista más votada»

Almería Actualizado: Guardar
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Griñán pasa el ecuador de la campaña a lomos del caballo perdedor según las encuestas. Pero él sigue apostando porque va a llegar a la meta del 25M como ganador. Griñán se muestra tozudo frente a los augurios de los sondeos que hablan de mayoría absoluta del PP. «Los datos que yo tengo es que nos estamos acercando cada día más y que incluso podríamos ser la lista mas votada, en este momento estamos por debajo del PP, pero muy cerca y con esperanza de ser la lista más votada», dijo sin desvelar qué datos.

Griñán hace referencia sin mencionarlo a los llamados 'traking', sondeos de tendencia a escala menor que los partidos realizan durante la campaña para pulsar el ambiente y conocer en qué lugar deben apretar más. Según fuentes del equipo del candidato, estos 'traking' apuntan en positivo, pero nadie ofrece cifras reales. «Sólo las conocen los jefes», dicen en referencia a Susana Díaz y Griñán.

Se conozcan o no, sean reales o no, se sabrá el 25M. Mientras tanto, el candidato ha logrado insuflar ánimo a su equipo, contagiado de su optimismo. Al pie de la Alcazaba de Almería declaraba ayer a los periodistas que siguen su caravana electoral: «Hay radicales diferencias con otros comicios; por lo que vivimos en las calles, vamos a tener un éxito», dijo Griñán en alusión a la diferencia de lo que percibe respecto a las municipales y generales.

Griñán ha basado esta primera mitad de la campaña en los mítines exprés en plazas de pueblo y locales pequeños (12 con el de ayer en Tabernas), en paseos por las calles con visitas a mercados, comercios y terrazas de cafés y en encuentros sectoriales sobre educación, innovación y turismo. Un formato diseñado para situar al candidato «sobre la tierra», en contacto con la gente y sus problemas. Una manera de hacerlo cercano, algo que el papel institucional no le ha permitido en sus tres años de gobierno. Su equipo ha querido así poner en valor su espontaneidad y afabilidad en el trato directo y sus conocimientos intelectuales. Algo parecido a la campaña de Rubalcaba.

Nunca se ha cortado en este cometido. Ha charlado con todo el mundo, ha escuchado a la gente e incluso ha discutido con ella. Ayer en Almería repartió rosas por el casco histórico y chapurreó el inglés con un alemán. Una mujer le piropeó: «En persona eres más guapo que en la tele». El candidato se volvió hacia los periodistas: «¿Véis?, está siendo una constante en la campaña».

Dos mil kilómetros

En esta semana larga ha recorrido más de dos mil kilómetros de una punta a otra de Andalucía, visitando todas las provincias salvo Jaén, a la que va hoy. Este formato no va a cambiar en la segunda vuelta a la región. El PSOE ha prescindido de los grandes mítines porque cree que no merece la pena reunir a los ya convencidos. Por ello tampoco ha coincidido ni coincidirá con ningún líder nacional del PSOE, salvo con Pérez Rubalcaba el último día de campaña.

Ayer coincidió con Rafael Escuredo, pero fue casual. Acompañaba a su mujer en Almería, Ana María Ruiz Tagle, que recibía un premio Clara Campoamor de la ejecutiva socialista. Griñán invitó a Escuredo a hablar. El expresidente cogió el micrófono y sus tablas pese a la veteranía quitaron protagonismo al candidato. «Son tan gilipollas que van sobrados», dijo en referencia a un PP al que «no le sirven los sindicatos, ni las organizaciones empresariales». Escuredo pidió el voto para el PSOE porque es la «última trinchera «contra el desmantelamiento del estado del bienestar» que, según dijo, pretende el PP.

Un mensaje clave en la estrategia de Griñán, que utiliza el miedo a la derecha en todos sus mítines apoyándose en los recortes del Gobierno del PP y en la reforma laboral para avisar de que peligran una educación y una sanidad pública de calidad. En los últimos días ha acuñado ambos servicios como la «herencia» de las clases humildes y medias a sus hijos.

Pero sobre todo el candidato jalea una y otra vez a los simpatizantes para que evangelicen al descreído y lo lleven a comulgar con las urnas el 25M con la papeleta socialista. «No quiero gente cobarde y apocada, sino gente valiente que defienda las conquistas porque pueden perderse, ya que los que nos están vendiendo un cambio, en realidad nos están vendiendo un retroceso», advirtió en Tabernas.