SIN PELOS...

REALIDADES DEL PASADO

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Cuando las cosas no van bien, los seres humanos abusamos de la tendencia natural de revivir el pasado. Tiene su explicación. El presente no nos gusta. En el arduo trabajo de consolarnos evocando épocas mejores ponemos en práctica una construcción subjetiva. Si dentro de los buenos recuerdos hay lagunas, siempre tendemos a embellecer o distorsionar la realidad de lo que pasó, para rellenarla de cosas gratas. Eso refuerza nuestra percepción de que lo de antes, lo pasado, siempre fue mucho mejor que esta realidad que nos toca vivir. Nos convertimos en hedonistas al permitir que nuestra imaginación manipule el pasado y condicione nuestro presente. Esta auto complacencia nos hace caer en el error de alejarnos de la realidad. El aficionado al fútbol no es ajeno a esta práctica. Cuando el equipo va mal en la clasificación, cuando la institución se tambalea, la memoria trae al presente sucesos y acontecimientos que en su momento nos hicieron felices. Sabemos que lo pasado, pasado está. Al igual que lo que sucede en la cancha, en ella se queda. Pero nos empeñamos una y otra vez en glosar el rendimiento que dio fulanito o menganito; lo bien que lo hizo este o aquel presidente, o aquellos partidos en los que el equipo bordó el fútbol. Con estas premisas, lo único que conseguimos es alejar los problemas del aquí y ahora. No nos gustan, duelen, hacen daño. Lo mismo nos pasa con el Xerez. Su actual situación provoca miedos, pánicos y serias dudas difícilmente resolubles. Pero, ¿qué hacemos?. Mirar atrás. Nostalgia con la esperanza de revivir los buenos momentos. Pues no. Mejor sería centrar esfuerzos y gestionar sentimientos de cara a aceptar la actual situación. El Xerez es el club que es. Tiene los ¿dueños? que tiene, y el equipo está para lo que está. Aceptando la realidad, se conseguirá verla con la perspectiva necesaria para afrontar el problema. Para buscar soluciones con la mente despejada y sin estar mediatizado por miedos, filias o fobias. Porque todo en esta vida tiene solución, menos la muerte. Como dijo Séneca «Está tan segura de su victoria, que hasta te da una vida de ventaja».