UNA PESADILLA
Actualizado: GuardarNo es el más ortodoxo en el regate, ni el mejor dotado técnicamente. Sufre con el rigor táctico y son frecuentes sus despistes propios de un mal aprendizaje. Debe dosificarse para no hipotecar uno de los tres cambios en cada partido. Tiene que levantar más la cabeza y elegir la mejor opción, pase o disparo, según las circunstancias, y lamentablemente se equivoca a menudo.
Pero Ikechi Anya es un lujo para el Cádiz CF. Y si sobresaliera en alguna de las anteriores opciones mencionadas, ni en sueños se podría imaginar a este futbolista vistiendo la zamarra de Hércules. Jose González no lo duda, ni sus compañeros («éste es el que nos da lo puntos»), y mucho menos sus rivales. Su velocidad y explosividad son característicos de jugador de élite. Su entrega y compromiso, propios de un profesional que se cuida con esmero para triunfar en este deporte.
El británico, como la mayoría de extremos de su condición, tiene partidos mejores y peores, con la irregularidad lógica de quien juega al límite. Pero siempre te asegura dos rivales encima, lo que matemáticamente equivale a compañeros libres y más espacios. No hay encuentro en el que no produzca al menos dos o tres desbordes por banda (como mínimo, pues cuando tiene la tarde son incontables). Es un peligro constante, que fuerza amarillas y expulsiones y obliga a los defensores contrarios a ir siempre al límite. Porque hay veces en que es imposible de frenar, y solo te puedes permitir sufrir.
Con sus mil defectos, sus virtudes son un auténtico lujo para este equipo, una de las esperanzas individuales frente a colectivos más consolidados como el del Mirandés. Un motivo para creer. Al Cádiz le interesa llegar a ese final creando ese pavor que despierta en muchos jugadores del grupo IV. «Una pesadilla» para unos, un sueño para otros.