CARTAS A LA DIRECTORA

Ser de izquierdas, no parecerlo

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La poesía, el sofismo y la política no se llevan bien con la filosofía, la primera por su surrealismo, la segunda por su teoría relativista de la justicia y las virtudes y la tercera porque tiende a las tres cosas: surrealismo, contrariedades en sí misma y mentiras. Pero las tres tienen en común la persuasión, que consiste, entre otras cosas, en decir lo que es atractivo y placentero para los oídos, en definitiva más parecerlo que serlo. Todo lo contrario a la filosofía, que busca la verdad y esto es lo que escasea en el mundo de la política, la verdad. A veces no se entiende a los políticos, y me refiero concretamente al secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, y su crítica sobre las actuaciones del PP y sus políticas de recortes sociales laborales... Se rasga las vestiduras y clama al cielo. Parece que tiene alzheimer político y ya no se acuerda de que fueron los socialistas los primeros en hacer políticas antiobreras. Rajoy tiene razón al decir: «Cuando Zapatero hacía las reformas todo estaba bien para ellos». Y no es que yo esté de acuerdo con el PP, ni mucho menos, sino que nos la están metiendo con vaselina. Son como los jugadores de fútbol en el campo, se quieren comer unos a otro pero después muchos besitos y abrazos. Pienso que si Rajoy no hubiera tenido mayoría, el PSOE se la hubiera prestado. El PSOE es quien ha llevado a muchos trabajadores de la mano para votar al PP debido a sus políticas de recorte. Los trabajadores deben mirar hacia la izquierda y acercarse a ella con filosofía de izquierda socialista. Es decir, no parecerlo sino serlo.