«Sentí un gran golpe. Los asientos salieron volando y quedé atrapada»
Tragedia en Bélgica. Los miembros de los servicios de emergencia necesitaron ayuda psicológica ante la dureza de la escena
BRUSELAS. Actualizado: GuardarEn la interminable espera para conocer el estado de sus hijos, algunos padres pudieron respirar aliviados. Con el paso de las horas, las autoridades suizas fueron completando las identificaciones y hasta los propios niños pudieron hablar por teléfono con sus progenitores. Esas ansiadas conversaciones permitieron empezar a colocar las primeras piezas del puzzle del accidente. «Sentí un gran golpe. Entonces, todos los asientos salieron volando y me encontré atrapada entre dos de ellos», relató una superviviente en un testimonio recogido por el diario Le Soir.
Los servicios de emergencia helvéticos también contribuyeron a desentrañar los terribles momentos que siguieron al siniestro. «No se escuchaban los gritos de los niños. En estas situaciones, los menores están callados, en un auténtico estado de shock», explicó Claude Peter, jefe de los equipos de rescate locales. Padre de un chico de 12 años, la misma edad de los fallecidos, Peter reconoció que la tragedia le dejó «impactado». Ante la dureza de las escenas que tuvieron que afrontar, los especialistas se sometieron horas después a un tratamiento psicológico para poder sobrellevarlo.
En Bélgica, los centros a los que pertenecían las víctimas se convirtieron en los principales puntos para rendirles tributo. A las flores, se unieron en muchos casos dibujos y mensajes de ánimo para que los heridos regresen cuanto antes. Los distintos medios, que se volcaron con ediciones especiales, también empezaron a analizar cómo ayudar a los niños supervivientes y a sus compañeros de colegio. En ambos casos, los expertos recomendaban no exagerar con las ceremonias de recuerdo y mantener una presencia «discreta» tanto de amigos como de familiares.