Javier Arenas, durante el acto público que protagonizó ayer en Barbate. :: EFE
ANDALUCÍA

Arenas adelgazará la administración y reducirá a siete las delegaciones

Defiende que el valor de los organismos públicos no depende de su tamaño, «sino de su eficacia», y apuesta por su reforma

PUERTO DE SANTA MARÍA. Actualizado: Guardar
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Una de las ideas que más ha defendido el movimiento ciudadano que se desarrolló tras el 15M desde su primer día de existencia es que se reforme la mastodóntica burocracia político-administrativa del Estado. Son muchas las voces que entienden que los partidos políticos se han convertido en auténticas agencias de colocación de miembros del 'establishment' y de sus simpatizantes. Es la sensación que se respira en la calle. El PP no se caracterizó por comulgar con las protestas que se produjeron en numerosas plazas de España durante aquellas acampadas improvisadas, pero, paradójicamente, esa idea va en el programa de Javier Arenas, el candidato popular a la presidencia de la Junta.

Arenas presume a diario en sus intervenciones de haberse 'pateado' la comunidad andaluza de cabo a rabo en los últimos veinte años. Sus 'teloneros' en los actos sectoriales y en los mítines, compañeros de partido y de candidatura, procuran resaltar, siempre que pueden, que su presidente regional es el político que mejor conoce cada rincón de Andalucía. Él mismo ha dicho en más de una ocasión que recorre una media de 300 kilómetros diarios para estar allí donde le reclaman y escuchar los problemas de los ciudadanos. La idea no la ha 'copiado' del 15M ni tampoco es nueva en su ideario autonómico. Arenas hace tiempo que se mostró partidario de adelgazar los muros de la administración andaluza, a su juicio 'hormigonados' en exceso por los gobiernos socialistas en las tres décadas de autonomía que llevan sujetando las riendas del poder.

Ayer, en Barbate, dibujó las líneas primordiales de ese régimen que tiene pensado aplicar a la administración pública de Andalucía, si gobierna a partir del próximo día 25. Para empezar la dieta, el número de delegaciones provinciales menguará hasta siete por provincia. Actualmente son 25, según el propio candidato popular. En esa cifra incluye, además de las propias delegaciones por cada consejería -trece-, la representación del gobierno de la Junta en cada demarcación, las empresas públicas y las fundaciones. «La valoración de una administración pública no se puede hacer por el tamaño, sino por su eficacia», argumenta Arenas. Aboga por «una administración mucho más eficaz» y propugna una reforma global de su armazón periférico, concepto este último que utiliza para denominar a los organismos provinciales que representan al gobierno andaluz.

El primer Estatuto

En Barbate, el aspirante a la presidencia de la Junta tiró de hemeroteca y refrescó que «con el primer Estatuto (de Andalucía de 1981), teníamos una cosa muy clara: la administración periférica sería a través de la diputaciones provinciales». Aquel acuerdo político «se saltó a la torera y se creó una administración paralela». Sin embargo, si Arenas llegase al poder no retomaría ese modelo inicial, sino que aplicaría una política de concentración de competencias. Así, cada provincia tendría una delegación de Economía, Hacienda, Comercio y Turismo, otra de Agricultura, Pesca y Ganadería, una tercera de Educación, Cultura y Deporte, una cuarta de Salud y Bienestar Social, una quinta de Oportunidad y Empleo, una sexta de Obras Públicas, Ordenación del Territorio y Medio Ambiente, y una séptima y última que recaerá sobre la representación del gobierno de la Junta en la correspondiente circunscripción, la cual, además, asumirá las competencias de Gobernación y de Justicia.

Por vez primera en esta campaña Arenas abrió el acto a la participación de los medios de comunicación y aceptó preguntas a micrófono abierto. Entre sus respuestas, aclaró que su ejecutivo central no imitaría ese modelo de delegaciones provinciales, sino que contaría con «diez u once consejerías». Se trataría de un reajuste para disminuir en dos el número actual. Como complemento atenuará también el número de puestos de confianza y -aunque no es nuevo en su discurso- reducirá al 50% la cifra de altos cargos de la Junta.

El diálogo es uno de los argumentos que más enuncia Arenas en su diario de campaña. Y el axioma de que escucha a los ciudadanos en sus visitas a los pueblos y ciudades se escenifica en alguno de los paseos callejeros que se da cada mañana o cada tarde allá donde va. En Barbate recorrió el puerto pesquero, antes de ponerse frente al atril en el polideportivo de la localidad gaditana. En un martes y 13, Arenas, casado y con hijos, se embarcó en un faenero de caballa y salmonete, el 'Quintino', en compañía del antiguo patrón de pescadores barbateño y hoy miembro de la lista popular por Cádiz, José Martínez. Ejerció de 'cicerone' para explicar a su presidente el funcionamiento de un barco de pesca.

En el regreso a pie se produjo una de las anécdotas de la campaña. El candidato, junto al secretario general del PP-A, Antonio Sanz, 'número uno' por la lista de esta provincia, se detuvo a departir con varios pescadores. Estos le trasladaron su desazón y uno de ellos, ni corto ni perezoso, le espetó: «Los del partido de la flor esa venga a robar. ¡Que se vayan al carajo!». Arenas se limitó a asentir con la cabeza, sin mayor respuesta. Curiosamente, ese mismo hombre de la mar, minutos antes de que la caravana arribara a la dársena, le gritó entre risas a un compañero: «Vente para acá que ese te va a quitar la paga».