España iguala la peor actuación de su historia en el Mundial de atletismo en pista cubierta
La selección se despide del torneo sin medallas y con cuatro puestos de finalista; «esperaba más de alguno», se lamenta José María Odriozola
VALENCIA. Actualizado: GuardarEspaña regresó a las catacumbas. Como en sus peores días, la selección salió de los Campeonatos del Mundo en pista cubierta sin medallas, como en París 1997 y Budapest 2004. Su bagaje se limita a cuatro plazas de finalista: el cuarto puesto (tras la descalificación de Estados Unidos), ayer domingo, del relevo 4x400; el sexto de Ruth Beitia en altura; y los octavos de Javi Abad en 1.500 y Luis Felipe Méliz en longitud. Peor que en Budapest, donde hubo siete, e igual que en París, donde España tocó fondo.
«Esperaba más de alguno», se lamentó José María Odriozola, quien solo salvó a los finalistas y a Macíad y Abad. Y alentó a sus atletas a que en el Europeo de Helsinki, antes de los Juegos Olímpicos, «tendrán que poner toda la carne en el asador». No está el atletismo patrio en su mejor momento, aunque tampoco se refleja en los resultados de Estambul. Muchos atletas se han dejado seducir por los cantos de sirena de los Juegos Olímpicos. Kevin López, Arturo Casado, Manolo Olmedo, Juan Carlos Higuero, Diego Ruiz, Jesús España, Sergio Sánchez, Natalia Rodríguez, Nuria Fernández o Marta Domínguez han ignorado por diferentes motivos la pista cubierta.
Más inquieta que los que están, como sucedió en el Mundial al aire libre de Daegu, el pasado verano, compiten sin acercarse a sus mejores prestaciones. Entre esta falta de competitividad o mala preparación y las bajas, España se ha quedado fuera de un medallero en el que solo hay cinco campeones europeos y que ha dominado Estados Unidos.
Resse salta 7,23
La tercera y última jornada del Mundial 'indoor' confirmó a Brittney Reese como la jefa de la longitud. La estadounidense se coronó campeona con un salto de otra época (7,23), de los sospechosos 80. Hacía 23 años que una atleta no superaba los 7,20 metros bajo techo. Reese volvió a hacerlo y eso le valió convertirse en la tercera mejor de la historia, a solo 14 centímetros del récord del mundo de la alemana Heike Drechsler, quien perdió el récord de los campeonatos más antiguo (7,10 en 1987) de cuantos figuraban en esta cita.
Resse, que también logró el récord continental, se concentra ya en los Juegos de Londres.
Por otro lado, Yelena Isinbayeva volvió a sentirse la reina de la fiesta, otra vez campeona, otra vez mirando el listón donde nadie lo ha saltado nunca, otra vez en el centro de la pista, agarrando y reagarrando la pértiga con las manos negras, la mirada fija, preciosa, hablando, susurrándole a la pértiga. Sonriente. La reina feliz. Y allá que salió corriendo a por un nuevo récord (5,02), el número 29 de su carrera (15 al aire libre y 13 en pista cubierta) que no llegó. Daba igual. Cuatro años después de su último éxito, el oro olímpico de Pekín, volvía a ser la mejor. Y entonces lo supo. «Hoy entiendo mejor lo que conseguí en el pasado; qué grande fue y es».