Cuando las barbas de tu vecino...
Actualizado: Guardar...pon las tuyas a remojar. Este antiguo refrán castellano parece que nos viene al pelo por la difícil situación socio-económica que estamos viviendo. Nos recomienda aprender de los males que sufren los demás para no caer nosotros en sus mismos errores y sufrir, por tanto, idénticas consecuencias.
Y en él deben haber pensado los redactores de un reportaje que pude leer en un semanario dominical de gran tirada, donde nuestros vecinos griegos nos advierten de lo que nos espera.
Las 5 o 6 experiencias narradas por ciudadanos de distinto nivel socioeducativo que las están pasando canutas me pusieron los pelos de punta, provocándome ansiedad, desánimo y miedo. Enfatizaban, además, de que esto era la realidad, con lo que intuyo que querrían decir que es así, la verdad y que no hay nada más.
Una vez más fui consciente del enorme poder de los pensamientos y palabras y su influencia, positiva o negativa, en las mentes y corazones de las personas.
No dudo, y lo lamento, de la terrible situación que están viviendo nuestros vecinos y millones de españoles. Sin embargo, verlo, leerlo y hablarlo constantemente, ¿ayuda, soluciona algo? Más bien lo contrario: los pensamientos catastrofistas inundan nuestra mente y el pánico nos inmoviliza.
Me gustaría basarme también en ese refrán para ofreceros una perspectiva diferente e igualmente realista y válida, pero que, a mi entender, genera ánimo, fuerza y esperanzas.
En primer lugar, el punto de partida: la crisis como indicador de oportunidad, cambio... Convendría darnos cuenta de que todos somos partícipes en la actual situación y que para que esta cambie se tiene que producir un cambio individual. Parafraseando a la Madre Teresa «si cada uno barriera la puerta de su casa, el mundo estaría limpio». No todo es un problema de dinero; la escasez de valores como la honradez, el esfuerzo, la unión, el servicio y la responsabilidad, y los comportamientos y acciones que genera, es la causa principal de esta crisis.
Y a partir de ahí, enfocarnos en las soluciones. Estar erre que erre en el enfoque negativo, angustia, desespera y paraliza. Digo yo que, entre 47 millones de españoles, habrá ejemplos y modelos de superación, cambio, bienestar y éxito. Solo tenemos que verlos, leerlos, escucharlos y modelarlos. Y si los medios de comunicación no los muestran, pues los buscamos nosotros y por otras vías.
Como dijo el gran psiquiatra, superviviente de un campo de concentración nazi, Victor Frankl: «Al hombre se le puede arrebatar todo salvo una cosa: la última de las libertades humanas: la elección de la actitud personal ante un conjunto de circunstancias para decidir su propio camino». Aquí tenemos un modelo a seguir. Y hay muchos más.
Tenemos libertad para decidir en que queremos enfocarnos; a quién o a que queremos dar nuestra atención y validez. A nuestro alrededor también hay personas maravillosas y todos los días ocurren milagros: sale el sol, nacen niños, florecen las flores, llueve, suena música, hay risas, abrazos, se tiende una mano, abre una nueva tienda, sale un nuevo proyecto, gana nuestro equipo, hay carga de trabajo, etc, etc. También esto es la realidad.
Y puedes dejar de fijarte en esas barbas, o decidir no cortarte la tuya. Es una elección de tu incumbencia. Ejerce tu libertad y poder creativo y hazte responsable por ello.