La nueva Libia no quiere autonomías
Trípoli avisa a Cirenaica, región rica en petróleo, de que usará la fuerza para evitar la ruptura del país, creado en 1934 por los italianos
EL CAIRO. Actualizado: Guardar«Libia será una unidad indivisible, aunque para ello tengamos que usar la fuerza». El presidente de Consejo Nacional de Transición (CNT), Mustafá Abdulyalil, respondió ayer con contundencia al órdago lanzado por los líderes de la región de Cirenaica, donde se encuentran los principales yacimientos petroleros de Libia, que han declarado el este del país región semiautónoma. Apenas han pasado cuatro meses desde la muerte de Muamar Gadafi, pero Libia corre ya riesgo de desmembración.
Los dirigentes de Cirenaica o Barka, como la denominan los libios, se sienten abandonados por Trípoli, y aseguran que el nuevo Gobierno de transición continúa marginando a los habitantes del este del país, tal y como antes hacía el régimen de Gadafi. Abdulyalil, sin embargo, ve en las aspiraciones federalistas de la región la mano de los seguidores del antiguo régimen, que se habrían «infiltrado» entre sus filas.
«Deberían saber que hay infiltrados y seguidores del régimen de Gadafi intentando explotarlos, y nosotros estamos dispuestos a impedirlo, incluso con la fuerza», dijo ayer el hombre que lideró el año pasado el alzamiento libio contra el dictador. Abdulyalil también acusó a «algunos países árabes», sin explicar cuáles, de «apoyar y animar para que esto sucediera» y de financiar este «conflicto inaceptable». «Es el principio de una conspiración contra Libia y los libios», dijo el presidente del CNT.
El pasado martes, unos 3.000 líderes tribales y políticos se reunieron en una vieja fábrica de jabones a las afueras de Bengasi, la capital del este del país y cuna de la revuelta que acabó con el disparatado régimen de Gadafi, para anunciar sus planes de creación de un gobierno regional. Los cirenaicos, que han elegido a Ahmad al-Zabir al-Sanusi como líder provisional, no quieren tener todas las competencias del Estado ni romper con el CNT, pero buscan poder controlar, por ejemplo, su propia policía autonómica y sus juzgados, así como tener un Parlamento regional. La política exterior, el Ejército o la gestión de los recursos petroleros se dejarían en manos del Gobierno central en Trípoli.
El rey de Libia
En la reunión, los delegados anunciaron la creación de la «región federal unionista» de Cirenaica (que se extiende desde Sirte hasta la frontera con Egipto) y la de un Consejo Regional de Transición, una suerte de Gobierno regional para administrar los asuntos de esta parte del país. La declaración de Bengasi tiene sus raíces en la primera parte del reinado de Idris al Senussi, de 1951 a 1963, en el que Libia se encontraba dividida en tres regiones semiautónomas: Cirenaica (este), Tripolitania (noroeste) y Fezzan (suroeste). Quizás como un reconocimiento a aquella época, en la que Cirenaica gozó de más prestigio y poder en el país, los delegados eligieron a Ahmad al-Zabir al-Senusi, un pariente del rey Idris y el preso político que pasó más años en la cárcel con Gadafi, como líder de ese nuevo Consejo Regional de Transición.
El fantasma de la división planea sobre Libia desde el inicio de la revolución que condujo a una guerra civil. La rápida 'liberación' de Bengasi y sus alrededores, y el estancamiento del conflicto durante meses, que dejó el país dividido de facto en dos partes, una controlada por los rebeldes y otra por el régimen, hicieron temer que Libia pudiera desmembrarse. Tras la victoria rebelde, las diversas reivindicaciones tribales y la existencia de guerrillas armadas lejos del control de Trípoli han prolongado estos miedos. Pero lo cierto es que la Libia que se conoce hoy en día no fue un país unitario hasta 1934 con la colonización italiana.