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Wert pone la universidad a dieta
Considera que con el boom autonómico se crearon demasiadas facultades con las mismas titulaciones El ministro de Educación quiere una reestructuración del número de carreras
MADRID. Actualizado: GuardarLas universidades españolas están sobredimensionadas y ninguna de ellas se encuentra entre las mejores del mundo. Algún departamento o facultad sí que aparece en las clasificaciones que se publican cada año, pero el conjunto de la enseñanza superior española es un enorme océano plano, sin movimiento. Ninguna destaca y eso se debe a que los recursos no se usan de forma adecuada. Esa es la idea que defendió ayer en el Senado el ministro de Educación, Cultura y Deporte. José Ignacio Wert quiere cambiar la actual estructura de las universidades porque han crecido demasiado y sin lógica. «Todas no pueden tener de todo», apuntó el ministro.
Para argumentar una de sus líneas básicas en educación, Wert se acogió a los informes de la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE), en el que se constata que numerosas aulas se quedaron con menos de 20 alumnos porque no había demanda. Wert aseguró que hay un 13% de excedente de oferta académica, que aumenta al 30% en el campo de las Humanidades. Con estos porcentajes, insistió en la necesidad de reducir el número de titulaciones y de afinar más las necesidades de cada campus. Esta será la primera misión del futuro Consejo de Expertos Independientes de Alto Nivel.
Ante los senadores de la Comisión de Educación y Deporte, Wert también anunció la creación de una carta de derechos básicos para asegurar que todos los jóvenes españoles accedan a «un sistema educativo de calidad» vivan en la comunidad autónoma que vivan. «Debemos ser conscientes de que todo sistema descentralizado requiere, para su buen funcionamiento, de controles y contrapesos», comentó, ya que el representante del Gobierno consideró que se ha producido una «cierta relajación» al controlar los ejecutivos autonómicos la enseñanza. Wert recalcó que, de no actuar, «se podría llegar a una seria quiebra del principio de igualdad de oportunidades» y que por eso es necesario marcar unos mínimos de calidad. Además, apostó por una segunda descentralización, una «gestión de proximidad» en la que los centros tengan más margen de maniobra con los programas de los más jóvenes. Porque el ministro de Educación se mostró muy preocupado por «la brecha» en materia educativa que se está produciendo entre las diferentes regiones.
No quiso hacer sangre y nombrar a las mejores comunidades y a las peores, pero sí ofreció los datos. En las cifras de gasto por alumno, la diferencia entre las mejores y las peores es del doble de inversión. «Está demostrado que más gasto no significa mejores resultados, pero sí es evidente que menos inversión perjudica el rendimiento», aseveró el ministro, que en la radiografía de la educación española ofreció un dato «alarmante». «Los mejores alumnos de 15 años superan en 35 puntos a los peores (según el baremo de la OCDE). Esa distancia es equivalente a un curso», indicó el ministro.
Dualidad
Asimismo, reiteró los pilares de su programa, que ya presentó en el Congreso de los Diputados, como un cambio en la Formación Profesión para que se combinen la enseñanza y las prácticas en empresas, al estilo alemán o austriaco; una reforma el Bachillerato para que tenga un año más y eliminar el cuarto curso de la Educación Secundaria para «transformarlo» en uno de orientación y motivación o la revisión de los requisitos académicos para otorgar las becas. Además, hizo hincapié en la creación de un programa de bilingüismo común para todas las comunidades que quieran para el curso 2013-2014.
Y en deportes, insistió en la necesidad de modificar la actual normativa contra el dopaje, se mostró esperanzado de que las empresas y la publicidad vuelvan al deporte con la futura ley del mecenazgo y abogó por mejorar las condiciones de los deportistas una vez que dejan la alta competición.