DESAPERCIBIDO
Actualizado: GuardarSi algo hay que sacar en positivo de este periodo de reflexión tanto deportiva como económica que el Cádiz CF se está tomando, hasta que lleguen los partidos decisivos de la temporada en la fase de ascenso, es la significativa tranquilidad y sentido de la mesura que ha venido mostrando Quique Pina en todos estos meses. Salvo contadas salidas del tiesto, como pudieron ser su circense acto de presentación, la falta de tacto con algunos jugadores de reciente pasado cadista y ese detalle rocambolesco de colocar a su padre en la presidencia, el empresario murciano se está tomando su aventura gaditana como un ejercicio de publicidad en la que todos los detalles parecen estar medidos al milímetro. Pina ha venido a poner paz y orden entre un cadismo que andaba siempre de uñas y malhumorado por los continuos vaivenes a los que ha venido siendo sometido en la última etapa de Muñoz; del que también cabe recordar que -aunque retirado a sus cuarteles de invierno- sigue siendo el que al final mueve los hilos desde su todavía condición de máximo accionista. Por el camino, que ahora pinta de rosas, también ha salido un tanto tocada la figura del técnico. Jose González se mantiene fiel a su guion aunque siga estando en el punto de mira de parte de la afición. De momento, ya tiene asegurada la presencia de su equipo en la fase de ascenso aunque los fantasmas de Miranda de Ebro sigan agitando sus cadenas. Tiempo habrá de tomarse una consabida revancha, costumbre muy habitual en esto del fútbol. Así que todo parece funcionar a las mil maravillas en este Cádiz en el que Pina sigue pasando desapercibido, más pendiente de afianzar su proyecto granadino en Primera. Pero no estaría de más recordar que aunque nos estén construyendo un pedazo de estadio (sin ascensores), la situación económica del club es -como la de la ciudad- muy comprometida.