Sociedad

Pau, la de la tele

La gallega reparte su tiempo entre la bicicleta y las agujas de punto, pero le han llamado de la televisión y por eso lo deja todo

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Los malpensados dirían que esta muchacha lleva mucho tiempo sin comer un buen cocido. Y es verdad. Paula Vázquez (Ferrol, 1974) no se entiende bien con los fogones. Pero la habilidad que le falta en la cocina la ha desarrollado con las nuevas tecnologías, con el bricolaje... y ¡hasta con el punto! «Hago cuellitos de lana y cojines y a veces me dan las tres de la mañana con las agujas. Lástima que no me las dejen subir a los aviones para entretenerme». Cuenta la anécdota de los remiendos con la misma pasión que una vez se puso a vender bikinis -«tengo cajas llenas, no me da tiempo a estrenarlos, pero ya no los vendo, se ha notado la crisis»- o con la que presenta su nuevo proyecto televisivo. 'El número 1', que estrenará Antena 3 en unos días en su 'prime time', supone el regreso a la tele por la puerta grande de esta gallega que una vez fue imprescindible. «He rechazado algunas cosas, pero este formato blanco y familiar y avalado por un jurado profesional me hace sentir cómoda».

Ella, de directora de orquesta. Y en la banda, de jurado, Ana Torroja -«cuando venía a Ferrol con Mecano mi hermano y yo estábamos en primera fila»- y Miguel Bosé. «Llevaba fotos suyas pegadas en la carpeta del colegio, era tan guapo... Pero no se lo he contado, que me da mucha vergüenza». Seguro que lo hace en algún momento, con una anécdota de esas que ella cuenta como si fueran chistes. También los cuenta si hay confianza, «y encima son buenos». Al menos, a Jaime Cantizano le hacen mucha gracia: «Paula da un buen rollo... Tiene una energía arrolladora, una capacidad de improvisación tremenda y una sonrisa que se multiplica por tres en el tú a tú», da fe el presentador.

Es, como la define su amiga Belinda Washington, «una disfrutona de la vida». Se conocieron hace dieciocho años, esquiando en Baqueira: «Intenté enseñarle a esquiar pero nos caíamos continuamente. Nos reímos mucho, Paula es muy alegre y dinámica. No es nada distante, nada estrella». Hoy las dos se siguen los pasos por Twitter -la gallega tiene más de 100.000 seguidores-. Se tuitean sus cosas y se hacen bromas, como ésta de hace unos días: «Lo peor sucederá cuando apagues la luz y huelan tu miedo». «¡Belinda, Belinda, que me cagoooo!». Paula estaba viendo una película de miedo, acurrucada y tapada hasta el cogote. «Le gustan, pero es muy cagona», desvela Belinda.

Que no engañe esa altura que la ayudó a abrirse un hueco en la moda y esa hiperactividad contagiosa. Paula tiene mucho de niña a sus 37. Parlanchina y alegre, como cuando estaba en el colegio. «Era buena niña, no alborotaba, pero me llamaban la atención siempre por hablar», reconoce.

A los libros nunca les cogió el gusto, aunque ahora devora los guiones como si la fueran a examinar. «Me llaman los amigos y les digo que no salgo, que tengo que estudiar, pero de cría fui mala estudiante. Fue más difícil aún cuando nos mudamos a Cataluña (a los 13 años), pasar del gallego al catalán resultó un choque». Le ayudó tener de compañero de pupitre a su hermano -es veinte meses mayor que ella pero repitió curso-. «Él siempre llevó regular eso de ir a la misma clase porque era muy independiente y yo quería que estuviera todo el rato conmigo». Los dos emigraron a Madrid -ella, a los 17; y él a los 22- y la relación se estrechó. «Nos llevamos genial, hemos pasado juntos todas las vicisitudes y nos apoyamos mucho». Él es operador de cámara y trabaja en series de televisión. Nunca han coincidido en el trabajo.

«Me quité el caballete»

La tele les ata a Madrid, pero los dos se escapan a Ferrol en cuanto pueden. «Hasta hace tres años iba mucho, pero murieron mis abuelas y me duele que no estén. Estas navidades no he ido, pero en verano sí estuve unos días». Cuando vuelve a casa se hincha a marisco y a caldo gallego. Sufre de «morriña» pero la cura viajando. «Me encanta ir al norte de Europa. Me gusta la mentalidad que tienen en Holanda o en Alemania. ¡Y encima encuentro mi número de pie, que calzo un 41!». Porque ella también quiere ponerse tacones aunque no le hagan falta. «Soy coqueta, me cuido mucho la piel y el pelo, que en la tele, con el maquillaje, se estropean mucho». Claro que de ahí a haberse hecho casi de nuevo en el quirófano como se ha llegado a decir... «¡Dame tiempo!». Se ríe, porque ha tenido que escuchar tanto... «Cuando me operaron de las cuerdas vocales me dijeron que no iba a servir de nada porque tenía el tabique nasal desviado y respiraba mal, así que me operaron. Entonces aproveché para quitarme el caballete».

Le duele que especulen con su físico, pero ha aprendido a que le resbale. Hasta cierto punto, claro, que el verano pasado 'In Touch' «se pasó» sacando fotos suyas esquelética «Manipularon para exagerar, son unos misóginos. Me lo hicieron pasar mal». Aunque no es su estilo, pensó que la mejor manera de quitarles la razón era subir a Twitter fotos suyas en bikini, donde se aprecia carne además de hueso.

Y también le sacaron cantares cuando en 2002 'Interviú' la llevó a su portada como una heroína del cómic. «Dijeron que había Photoshop. ¡Pero si no existía!», recuerda Teresa Peyrí, la fotógrafa que firmó la sesión. «Ella pidió que le hiciese yo las fotos y se rodeó de gente de confianza. Estuvimos tres días trabajando doce horas, y en una ocasión Paula se mareó y casi se nos desmaya», cuenta Peyrí. Pero acabaron el trabajo: «Es una gozada trabajar con ella, y no solo porque tiene un cuerpazo, sino porque a diferencia de otras famosas, que enseguida quieren acabar y que las saques perfectas, ella se deja hacer. Aguantó horas casi sin respirar para que le llenásemos el cuerpo de cristalitos de Swarovski». Y luego, las fotos: «Fue un cielo, le hacíamos retorcerse en posturas muy forzadas y tenía unas agujetas tremendas».

Pero Paula es de goma. Contaba que durante las grabaciones de 'Fama' (Cuatro) llegó a perder dos kilos. Y cuando no se machaca en el plató, lo hace en el gimnasio. Recuerda un concursante que participó en 'El juego del Euromillón' (Telecinco, 1998-2001) que Paula llegaba a la tele temprano, «después de haber hecho dos horas de gimnasia» -anda en bici y nada-. Por entonces era una veinteañera que trataba de buscar su hueco. «Me pareció simpática y sencilla, un poco atropellada quizá. Soltaba algún taco, pero con naturalidad». Se fue del concurso de vacío. «Pero Paula me dio dos besos, todo un premio de consolación».