![](/cadiz/prensa/noticias/201203/02/fotos/8960033.jpg)
El líder supremo iraní busca un Parlamento a su medida
El régimen de los ayatolás precisa de una alta participación para demostrar que sigue contando con el respaldo popular
TEHERÁN. Actualizado: Guardar«Los mártires miran tu voto», es el eslogan que preside la plaza Valiasr, en pleno centro de Teherán, encabezando cada uno de los retratos de gran tamaño de mártires de la revolución, incluido Mostafá Ahmadi Roshan, el último científico nuclear asesinado.
Más de 48 millones de iraníes tienen hoy derecho al voto en una cita con las urnas de la que saldrá el noveno Parlamento de la república islámica. Una cita en la que «la alta participación será una bofetada en la cara de nuestros enemigos», vaticinó el Líder Espiritual, Alí Jamenei, cuya figura es el gran nexo en común entre los distintos bloques que han formado los 3.444 candidatos que aspiran a ocupar los 294 asientos de la Cámara.
Se trata de los primeros comicios que afronta el país después de las presidenciales de 2009, que acabaron con millones de opositores en las calles denunciando el fraude a favor de Mahmud Ahmadineyad en el recuento. El Líder ha cerrado filas en torno a los sectores más duros y ahora el país está enteramente en sus manos, sin fisuras ya que «es como cerrar el círculo». «Tiene el parlamento en sus manos, controla las calles a través de sus cuerpos paramilitares (milicias islámicas de 'basiyíes' y Guardia Revolucionaria) y dirige el pensamiento gracias a los medios de información», detalla el profesor de Sociología de la Universidad Al-Azad, Hasán Hashemian.
«Es un termómetro para que el régimen compruebe el apoyo real que tiene en las calles», asegura un diplomático europeo consultado, que advierte de que «el reparto de poder es secundario, lo fundamental es la cifra de votantes. Aunque la cifra que hagan pública dudamos mucho que sea la real».
Con los reformistas fuera de la lucha por el poder, los ciudadanos solo pueden elegir entre opciones ultraconservadoras y hay tres bloques principales. «Todos tenemos en común la fidelidad al Líder, el respeto a las leyes y el odio a Estados Unidos. Las diferencias son pequeños matices respecto a la gestión de temas cotidianos. Lo que ocurre es que al estar en campaña se sobredimensionan. Pasado el día de votaciones todos volveremos a ser una misma voz», confiesa Mostafa Tabanghar, investigador de 33 años que trabaja en el Frente Unido Principalista. Esta es la formación del ayatolá Mahdavi Kani, jefe de la Asamblea de Expertos -Cámara que designa y reafirma al Líder-, y fue creada por orden de Jamenei para intentar unificar a todas las voces ultraconservadoras y en su programa destacan la importancia de esta unidad «para hacer frente a las agresiones de los enemigos».
Dos bloques importantes
Pese a la llamada a la unidad hay otros dos bloques importantes e innumerables pequeños grupos que, dentro de los mismos parámetros y bajo la omnipresencia de Alí Jamenei, reclaman su cuota de poder.
En el Frente de Resistencia del ayatolá Mesbah Yazdi se agrupan los que han sido los más fieles seguidores de Mahmud Ahmadineyad hasta que surgieron sus diferencias con el Líder y que ahora intentan marcar distancias. En su cuartel general al sur de Teherán, muy cerca del bazar, matizan que «no hay problemas entre ellos, simplemente diferencias de criterio como las ha habido con anteriores presidentes». «Ahmadineyad ha sido elegido por el pueblo y respaldado por el Líder y aún le queda un año de mandato», añaden.
El tercer gran bloque presente en las urnas es La Voz de la Nación y se considera la opción «conservadora moderada», según Mohamed Abbaspour, uno de los cabezas de lista por Teherán que aspira a repetir como diputado por quinta vez consecutiva. Dirigidos por Ali Motahari, también reciben el sobrenombre de «críticos con el Gobierno» y piden el voto para «tener un Parlamento fuerte que vigile más de cerca al presidente».
En las calles no se percibe excesivo entusiasmo. «Hay que votar porque los ciudadanos amamos a nuestro país, que está por encima de cualquier sistema. Yo votaré en blanco porque ninguno de los candidatos merece la pena, pero hay que votar para que vean que aquí seguimos», confiesa Reza Shadalvi, funcionario del ayuntamiento de la capital que ha sido observador electoral en anteriores ocasiones.