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El Ejército sirio aplasta a los rebeldes
Las tropas del régimen se hacen con el bastión de Baba Amro, pero El-Asad se encuentra cada día más aislado diplomáticamente
EL CAIRO. Actualizado: GuardarDespués de casi un mes de asedio brutal y sin tregua, las tropas del régimen de Bashar el-Asad consiguieron ayer entrar a sangre y fuego en Baba Amro, el barrio de la ciudad de Homs que se había convertido en el principal bastión de los rebeldes, y hacerse con su control. Miles de personas que han quedado atrapadas en el suburbio sin combustible, alimentos frescos o medicinas podrán recibir hoy, por primera vez, la visita de la Cruz Roja.
Pese a la victoria militar, Damasco se encuentra cada vez más aislado y a la cascada de repulsas se sumaba ayer la condena del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas por lo que podrían llegar a considerarse «crímenes contra la humanidad». El Ejército Libre Sirio (ELS) tuvo que retirarse ayer de Baba Amro -un barrio que ha quedado reducido a ruinas-, tras ser sometido a un intenso bombardeo durante horas, respaldado por unos 7.000 efectivos de las tropas de El-Asad, según la oposición. El ELS asegura que fue una «retirada táctica», pero lo cierto es que los rebeldes, escasamente armados, apenas controlan ninguna ciudad o parte significativa del territorio. La pérdida de Homs puede suponer un duro golpe para la oposición.
Damasco confirmó ayer la noticia de la toma de Baba Amro, y aseguró que los soldados habían revisado «cada calle, túnel y casa, buscando armas y a los hombres armados», según dijo una fuente del Gobierno a Efe. El régimen no reconoce a la oposición siria y continúa definiéndolos como «terroristas» o «grupos armados».
Cierre de embajadas
Unas 4.000 personas, muchas de ellas heridas, habían quedado en el barrio. Entre ellos se cree que se encuentran dos periodistas franceses, William Daniel y Edith Bouvier, herida de gravedad en una pierna. El Comité Internacional de la Cruz Roja recibió anoche la autorización de Damasco para entrar en la ciudad, donde hoy esperan poder evacuar a los heridos y a los enfermos y hacer llegar alimentos y medicinas. La situación en el país empujó a Reino Unido y a Suiza a cerrar sus embajadas en Damasco por el empeoramiento de las condiciones de seguridad en la capital. El Foreign Office dijo que la retirada de sus diplomáticos de Siria no significa, no obstante, que rompa relaciones con Damasco. Pero, aunque las vías de comunicación sigan abiertas, son pocos los amigos que le quedan a Siria.
Ayer, China, Rusia y esta vez también Cuba, volvieron a mostrar su infatigable apoyo al régimen de Bashar el-Asad en la reunión del Consejo de Derechos Humanos de la ONU en Ginebra. La agencia condenó en una resolución «las extendidas y sistemáticas violaciones de los derechos humanos y de las libertades fundamentales por parte de las autoridades sirias», que incluyen el uso de artillería pesada y tanques para atacar zonas residenciales. Para Moscú, sin embargo, este tipo de resoluciones son «inaceptables», y criticó que el Consejo se haya convertido «en una plataforma para sellar documentos sobre cambios de regímenes en países soberanos», dijo el ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov.
La condena supone un nuevo aviso de la comunidad internacional, pero la resolución que aún se resiste es la del Consejo de Seguridad, donde Pekín y Moscú ya han ejercido su derecho de veto. Estados Unidos no se ha dado por vencido y ya está redactando un nuevo borrador, más centrado en la ayuda humanitaria que en la caída de El-Asad, con el que quieren convencer a China y Rusia. Sí consiguieron ponerse de acuerdo ayer para pedir a Damasco que permita el acceso «inmediato y sin obstáculos» a la subsecretaria del organismo para Asuntos Humanitarios, Valerie Amos.
La ONU negocia también la próxima visita al país árabe de su enviado especial para Siria, Kofi Annan, que fue nombrado la semana pasada. El próximo miércoles viajará a El Cairo donde se reunirá con el secretario general de la Liga Árabe, Nabil Elaraby, para preparar esta misión, aún sin fecha.