PAN PARA HOY

NORTE

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Todavía estoy emocionado. En esta época de titulares desgarradores, en los que la palabra puñalada es lo menos grave que puedes leer, reconozco que me dejé llevar por el poeta que habita en mi interior cuando leí esto: «Corea congela sus pruebas nucleares por comida». ¿Es bonito verdad? Léanlo otra vez, que les espero. Precioso. Incluso llegas a pensar que el mundo se empieza a arreglar poco a poco. Es más, pasé la página del diario pensando que iba a leer que los glaciares se vuelven a congelar y que Rajoy manostijeras deja de recortar cosas, pero no, lo de Corea es un oasis de ilusión. Ahora bien, vamos a disfrutarlo. El lenguaje nos da una opción maravillosa para hacer cabriolas sobre el papel: Corea recupera el norte; oriente no está tan desorientado, etc. Los amigos coreanos han llegado a la conclusión de que es mejor enriquecer los pucheros que enriquecer el uranio, y eso hay que celebrarlo. Si Gila estuviera más vivo diría: «¿Es el enemigo? Verá, que tengo una cabeza nuclear que me sobra, ¿me la podría cambiar por una cabeza de ajos, con su cocido y todo? Es que el que va a disparar está comiéndose las uñas y está mirando las mías con cara de no respetar los galones». Por si teníamos dudas, los coreanos son humanos. Lo digo porque cuando se empeñan en parecer máquinas, desfilando o haciendo dibujos con coreografías de grada y cartulinas de colores, dan miedo. Pues mire usted, comen. Y prefieren tener algo que llevarse a la boca antes que un poder de largo alcance en el tema de la destrucción. Claro, ahora lo ideal sería que los países que sufren las hambrunas más brutales se armaran hasta los dientes para poder ejercer la presión necesaria y ser atendidos humanitariamente. No, perdón, este es el mundo que tenemos y no funciona, no he dicho nada. Seguiremos buscando la salida. ¿Se imaginan que dos pequeños remolcadores pudieran llevar a puerto a un trasatlántico que se quedó sin energía? Qué metáfora de los tiempos modernos en los que abundan las grandes fachadas con poco contenido. Esto lo he debido soñar, no me hagan caso. Pasen buen día.