Opositores al régimen de El-Asad durante el homenaje a varias víctimas de las fuerzas de seguridad en la ciudad de Homs. :: STRINGER / REUTERS
MUNDO

Damasco se encierra en su caparazón

Las Naciones Unidas denuncian que el régimen de El-Asad ha asesinado a 7.500 sirios

EL CAIRO. Actualizado: Guardar
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El régimen de Bashar El-Asad no quiso escuchar ayer que los muertos por la represión en Siria superan ya los 7.500, según cifras de la ONU. O que las violaciones de los derechos humanos en el país, después de más de once meses de represión, son «generalizadas y sistemáticas», como definió el borrador de la resolución que quiere impulsar el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas, que se reunió ayeren Ginebra. Siria profundizó en su aislamiento y dio un portazo simbólico a la comunidad internacional al abandonar su representante este foro de la ONU, no sin antes arremeter contra «los que incitan el sectarismo» y los que suministran armas y fondos a «grupos armados».

La crisis se agrava en Siria, donde «hay informes creíbles que muestran que el número de muertos excede los cien civiles al día, entre ellos muchas mujeres y niños», dijo el subsecretario de la ONU para asuntos políticos. Ayer, otras 92 personas morían en el país, principalmente en la ciudad sitiada de Homs, en la que unas 20.000 personas se encuentran al borde de sus fuerzas, sin medicinas o alimentos frescos. No obstante, del cerco de El-Asad conseguió escapar uno de los dos periodistas extranjeros que fueron heridos el pasado día 22 en un ataque en el que fallecieron otros dos reporteros. El británico Paul Conroy fue sacado a escondidas hasta Líbano por voluntarios de la oposición, algunos de los cuales fallecieron durante el rescate, al ser bombardeados cuando abandonaban Homs, según relató el diario 'The Guardian' y confirmó el Gobierno británico.

Sin embargo, la suerte de la informadora francesa Edith Bouvier no estaba tan clara anoche. Poco después de asegurar que se encontraba en Líbano, el presidente francés Nicolas Sarkozy se retractaba de sus declaraciones. Bouvier podría encontrarse atrapada en Homs junto al corresponsal de 'El Mundo', Javier Espinosa, y el reportero francés William Daniels. La ciudad volvió a soportar ayer los bombardeos y el fuego de artillería con los que El-Asad ha castigado a sus habitantes durante más de tres semanas. No obstante, es posible que los tanques ya hayan entrado en Homs, como relataron fuentes de la oposición, que aseguraban que los acorazados, la temida Cuarta División, un grupo de élite bajo el mando de Maher, el hermano del presidente, se encontraban ya en la ciudad.

Muchos han intentado abandonar el lugar, pero la respuesta es implacable para el que intenta salir, como dejaron constancia los 64 cadáveres encontrados el pasado lunes en un control policial a las afueras del barrio de Bab Amro, el más golpeado por el Ejército. Según los Comités de Coordinación Local, fueron asesinados cuando intentaban abandonar el barrio.

Criminal de guerra

El sufrimiento de Homs, Hama y el resto de ciudades asediadas por el régimen planeaba ayer sobre Ginebra, donde la mayor parte de los embajadores asistentes al debate del Consejo de Derechos Humanos de la ONU mostraron su repulsa ante la represión ejercida por Damasco. El Consejo votará mañana una resolución presentada por Turquía y Catar que condena las atrocidades de El-Asad, que según señaló la secretaria de Estado de Estados Unidos, Hillary Clinton, podría ser considerado criminal de guerra. El texto, respalado anoche por 54 países, también pide el cese de la violencia en Siria y exige que se permita la entrada de agencias humanitarias.

En contra de la declaración estarán, ciertamente, China y Rusia -firmes aliados de Siria-, así como Venezuela, Cuba y Ecuador. El representante de Damasco, por su parte, denunció que el debate responde a «un plan preestablecido para atacar al Estado sirio y sus instituciones bajo el pretexto de las necesidades humanitarias».

De momento, el enviado especial de la ONU para Siria, Kofi Annan, se reunirá hoy con el secretario general, Ban Ki-moon. La intervención militar ésta descartada, aunque es cierto que la comunidad internacional comienza a quedarse sin recursos para presionar a Damasco. Ayer, el secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, volvió a asegurar que la Alianza no tiene intención de intervenir.