Wert desconoce el destino que se dará al tesoro de la fragata 'La Mercedes'

El tesoro de monedas de plata y oro que trasportaba la fragata 'Nuestra Señora de las Mercedes' ya está en España, aunque el Gobierno no sabe muy bien qué hacer con ellas. El ministro de Cultura, José Ignacio Wert, aseguró ayer que aún no se ha decidido el destino final de las piezas, que se dilucidará cuando esté elaborado un plan museográfico. «Nuestra voluntad es que pueda ser disfrutado por todos, pero es prematuro hablar de la adscripción o las adscripciones de la colección», dijo Wert. Ahora lo que corresponde es terminar la catalogación -las expertas del comité científico han hecho una cata- de las 595.000 monedas, de las cuales la inmensa mayoría son de plata.

Las autoridades españolas no descartan reclamar a Gibraltar una parte del botín que la empresa Odyssey podría haber ocultado en la colonia británica. Wert insistió en que el Gobierno central no está por la labor de diseminar las monedas «una a una» por diferentes museos. El deseo de Cultura es que el tesoro pueda ser visto por el mayor número de personas. «Ninguna posibilidad está excluida», dijo el ministro cuando se le preguntó por la posibilidad de que una pequeña muestra viaje a países iberoamericanos, como por ejemplo Perú, Bolivia y Chile, donde fueron acuñadas antes de que el cañonazo de un barco inglés hundiera el buque español en 1804 frente a las costas del Algarve.

Wert considera que la batalla legal por la colección está liquidada, y da por hecho que las reclamaciones de Perú no prosperarán, puesto que los tribunales de Tampa, en la costa oeste de Florida, zanjaron la cuestión de modo taxativo y atribuyen el patrimonio a España.

Ayer, nuevamente, se puso de manifiesto que el botín de la 'Mercedes' es muy codiciado. El Museo Nacional de Arqueología Subacuática de Cartagena (Murcia) pugna por quedarse con las piezas. La Junta de Andalucía no se queda a la zaga y también reclama que una parte del tesoro se quede en esta comunidad, dado que el Odyssey rescató las monedas cerca del golfo de Cádiz, donde se estima debe haber unos 800 pecios.

En lo que atañe al coste de todo el proceso judicial, Wert no quiso aclarar a cuánto ascienden los honorarios del equipo de abogados contratados por España, aunque tratándose de Estados Unidos, es de suponer que la minuta será muy onerosa. En cualquier caso, para recuperar parte de la ingente inversión, el Gobierno reclamará a Odyssey que se haga cargo de las costas procesales.

La subdirectora del Museo Arqueológico Nacional, Carmen Marcos, que dirigió el equipo de expertas que viajó a Sarasota, precisó que algunas de las monedas habían sido ya restauradas por Odyssey. Se trata de 212 monedas de oro con las efigies de Carlos III y Carlos IV, y unas 13.000 de plata, 5.000 de ellas completamente remozadas. El resto de las monedas, todas de plata e impresas en Potosí, Lima, Popayán y Santiago de Chile, están en diferentes grados de deterioro y precisan ser tratadas.

Mal estado

La inmensa mayoría de las piezas se encuentran apelmazadas en bloques y tienen la forma del recipiente que las contuvo. Carmen Marcos evitó precisar cuánto tiempo costará restaurar todas las monedas. «Lo más prudente es hacer una revisión para comprobar el estado de conservación», aseveró Marcos. La mayor parte del tesoro se halla almacenado en 551 contenedores. Casi todas las monedas están adheridas entre sí por la acción de los microorganismos marinos. A los objetos recuperados hay que añadir tres tabaqueras de oro, seis lingotes -cinco de cobre y uno de estaño- fragmentos de balas y de madera, así como una polea.

España no renuncia a seguir pleiteando, esta vez con Gibraltar y por medios diplomáticos, para recuperar las piezas que pudieran encontrarse allí. A este respecto, el Gobierno sigue arguyendo que no está en su poder ninguna de las monedas que fueron objeto del expolio. Fuentes del Ejecutivo gibraltareño alegaron que el gabinete del Peñón no tiene «nada que ver» en el contencioso. Gibraltar argumenta que si la empresa Odyssey escondió parte del tesoro en territorio gibraltareño, el Gobierno español debe reclamar a la compañía estadounidense y no al Peñón.