La UE acosa a Siria en el frente económico
Los socios refuerzan las sanciones al país con restricciones al Banco Central y la prohibición de vuelos de carga
BRUSELAS. Actualizado: GuardarLa UE intenta asfixiar al régimen sirio en el frente financiero. Los Veintisiete aprobaron ayer una nueva ronda de sanciones para intensificar la debilidad del Gobierno de Bashar el-Asad y forzar el fin de la violencia. La lista de restricciones incluye la congelación de los activos del Banco Central y la prohibición de vuelos de carga procedentes del país.
Pese a que desde el pasado otoño los socios han respaldado casi cada mes nuevos castigos, el último paquete evidencia la frustración de Occidente ante el puño de hierro de Damasco. Sin el visto bueno de China y Rusia, Europa solo puede apretar en el plano económico, una forma de presión con un impacto retardado que no logra frenar los baños de sangre.
Los ministros de Exteriores de los Veintisiete se reunieron en Bruselas coincidiendo con una nueva jornada de bombardeos en Homs, la tercera ciudad del país y símbolo de la resistencia contra el régimen. Con esta estampa de guerra de fondo, los socios apostaron por tratar de erosionar a El-Asad a través de sanciones más contundentes. La más destacada es la congelación de activos del Banco Central, una de las principales herramientas de financiación del Gobierno. Este castigo, que entrará en vigor esta semana, se complementa con la prohibición de comerciar con instituciones locales en oro, diamantes y otras piedras preciosas.
Los socios reforzaron las restricciones ampliando la relación de figuras del régimen que tienen vetada su entrada en Europa. En total, se añadieron otros siete ministros a la lista negra, que ya suma alrededor de 100 nombres, entre ellos el del propio Asad. En paralelo, se aprobó la prohibición de que aviones de carga sirios aterricen en territorio comunitario. Aunque se había planteado la posibilidad de poner fin a los vuelos de pasajeros, la Unión rechazó esta propuesta germana para permitir que los ciudadanos europeos puedan salir del país. También se quedó en el tintero el cierre de las embajadas y la aplicación de restricciones a la venta de fosfatos, una de las principales exportaciones nacionales.
Con este último paquete, la UE eleva el listón de las sanciones tras haber decretado en septiembre un embargo sobre el petróleo sirio. Damasco no es uno de los grandes productores de la zona, pero vendía a Europa el 90% de su crudo. Este bloqueo ha tenido un impacto directo en la economía y la moneda local: la libra siria. Al parecer, el valor de la divisa se ha desplomado en el mercado negro frente al dólar. «Las medidas tienen como objetivo el régimen y su habilidad para continuar con su violencia atroz contra los civiles. Mientras siga la represión, la Unión seguirá imponiendo sanciones», remarcó Catherine Ashton, la jefa de la diplomacia comunitaria.
En el plano político, los socios dieron un nuevo paso para ofrecer su cobertura al Consejo Nacional Sirio, el principal grupo opositor. Pese a su abierto respaldo, la UE eludió consagrar a la plataforma como la legítima representante del país, la fórmula que se empleó para otorgar una nueva dimensión a los rebeldes libios. Los Veintisiete, simplemente, reconocieron al grupo como «un importante interlocutor». «Hemos hablando con distintos colectivos y les hemos dicho que se unan e intenten representar al mayor número de gente posible», agregó Ashton. Los socios temen que una formación poco plural pueda espolear los choques sectarios en un país con un 70% de suníes, la élite respaldada por los chiíes e importantes minorías cristianas y kurdas.
Ambiente de impotencia
La UE ofreció la imagen de que no ceja en su empeño por detener la violencia, pero el ambiente de impotencia era palpable en la cumbre. Con China y Rusia enrocados en el 'no' a cualquier resolución en el Consejo de Seguridad, los Veintisiete y EE UU ni siquiera pueden forzar la creación de corredores humanitarios para atender a los heridos. Ayer, las potencias occidentales intentaban que al menos el Consejo de Derechos Humanos de la ONU condenara nuevamente a Damasco. En este foro con sede en Ginebra, el ministro de Exteriores galo, Alain Juppé, llamó a «preparar desde ya las condiciones» para juzgar a la cúpula siria por sus atrocidades.
España, que abogó por cerrar las embajadas en el territorio, acordó con sus socios dejar esta medida para más adelante para poder seguir prestando apoyo a los residentes extranjeros. El Gobierno español llamó a consultas el pasado 7 de febrero al embajador en Damasco, Julio Albi, quien no se ha vuelto a incorporar a su puesto.
El ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo, explicó que 640 personas cuentan con la doble nacionalidad hispanosiria. Además, otros quince ciudadanos españoles que trabajan para la legación diplomática o el Instituto Cervantes permanecen en el país. «Ninguno ha expresado la voluntad de salir», indicó Margallo. El titular del PP desveló que el Gobierno hace «absolutamente todo lo que puede» para evacuar al periodista Javier Espinosa. El profesional se encuentra en Homs y «preocupa» su seguridad.
A pesar de todo, los Veintisiete saludaron el «consenso internacional» constatado en la primera reunión del Grupo de Amigos de Siria en Túnez sobre la necesidad de buscar «una salida pacífica» a la crisis en este país y avanzaron que apoyarán «plenamente» los esfuerzos del recién nombrado enviado especial de la ONU y la Liga Árabe para Siria, el ex secretario general de la ONU Kofi Annan, para lograr poner fin de toda la violencia y promover una solución pacífica.