El juez rechaza que presionara al duque
José Castro asegura que jamás amagó con imputar a la infanta Cristina o forzar un careo con Torres
PALMA DE MALLORCA. Actualizado: GuardarTras dos días extenuantes y meses de trabajo ininterrumpido a cuenta del 'caso Nóos', el juez José Castro se dio ayer un pequeño respiro laboral. Unas horas que aprovechó para acercarse por unos instantes acompañado de su hija y su nieto a su juzgado de instrucción para firmar la declaración de Iñaki Urdangarin.
Al juez más mediático de los últimos meses no parecía que le hubieran pasado factura las 22 horas del extenuante interrogatorio del fin de semana. Más que cansado, se mostraba un poco hastiado por las informaciones periodísticas de las últimas horas que apuntaban a que habría presionado, casi coaccionado, al duque de Palma durante el interrogatorio por sus presuntas evasivas.
Según explicó en una charla informal, dijo no reconocerse en esos titulares de los periódicos porque el trato al imputado, a pesar del larguísimo interrogatorio que él mismo había aceptado, había sido exquisito. El magistrado, siempre amable y al que nunca falta un buen gesto con las personas que le abordan, negó de manera tajante que reprendiera al imputado por la vaguedad en sus explicaciones y por sus continuas evasivas.
Castro también desmintió los rumores, muchos provocados por los propios abogados personados en la causa, de que había amagado con llamar a declarar a la infanta Cristina si el duque de Palma seguía sin explicar con claridad sus negocios.
Dijo que tampoco hay nada de cierto en que amenazara a Iñaki Urdangarin con un careo con Diego Torres si el declarante se seguía escudando en su exsocio para no explicar nada de las cuentas bancarias de las sociedades en las que participó.
Ayer, incluso, medios mallorquines, daban por cierto que el juez iba a llamar de nuevo al yerno del Rey a declarar a modo de castigo por su falta de colaboración. La respuesta de Castro a este nuevo rumor fue una sonrisa cansina, dando a entender que parecía que los medios de comunicación no habían tenido bastante con dos días de maratonianas sesiones.