Galván en 'La edad de 0ro', el espectáculo anterior a 'La Curva'. :: L. V.
Jerez

El puente entre dos mundos: Israel Galván

'La curva' es la propuesta del bailaor sevillano, el reflejo de su inquietud por unir dos universos musicales contrapuestos: el tradicional y el contemporáneo

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Una garganta jonda y las manos de una pianista moderna, lo tradicional frente a lo contemporáneo y, como puente entre esos dos universos aparentemente contrapuestos, el bailaor sevillano Israel Galván. 'La Curva' es el espectáculo que representará esta noche en el Teatro Villamarta, una propuesta en la que refleja su ansia de unir el flamenco más profundo de Inés Bacán con la música de la pianista Sylvie Courvoisier.

La inquietud de Israel Galván ha sido una constante en su carrera artística. Pero, con 'La Curva', logra dibujar esa incertidumbre que genera «hacer una obra que uniera dos universos», como el propio bailaor pone de manifiesto. «Ellas me ayudan a poner la banda sonora al taller personal de mi baile», sostiene Galván sobre las dos mujeres de su espectáculo. Y, de paso, lo llevan por una especie de viaje que va «desde Lebrija a Nueva York», con la compañía Bobote, «mi fiel escudero del compás».

En esa línea que va de un mundo a otro, Galván se siente cómodo. «De repente tres idiomas distintos aprenden a comunicarse», aclara el bailaor. «Este espectáculo saca al flamenco de su hábitat natural. Tenemos libertad para experimentar en un espacio sin principio ni fin, sin concesiones», agrega. En esa libertad aparece con un papel predominante el silencio, una de las obsesiones de Galván y presente también en su espectáculo 'La edad de oro'. De hecho, 'La Curva' se presenta como la segunda parte de esta propuesta anterior y «nace de mi familiaridad con el silencio».

Femenino

Dos mujeres, una muy jonda y otra muy vanguardista, son las acompañantes de Galván en su montaje. «Las dos juntas representan mi idea de mujer artista», explica. Todo ello con el propósito de responder a la necesidad del bailaor sevillano de «desestructurar los recitales flamencos, donde cante, música y danza están íntimamente ligados». Al separar cada elemento, lo que busca Galván es «mostrar el silencio que constituyen mi integridad rítmica».

'La Curva' es también un homenaje a uno de los ídolos de Israel Galván, Vicente Escudero. El genial bailaor actuó en un local parisino del mismo nombre que el espectáculo y se convierte en una referencia estética. «Hay una dirección curva que tomo partiendo de Escudero hasta llegar a Antonio», aclara Galván. Es decir, contrapuntos dancísticos que se superponen en este nuevo montaje y subrayan el desprecio de la seguridad (lo recto) para asomarse al precipicio (lo curvo).