SOMOS DOSCIENTOS MIL

TODO EL MUNDO FUERA.

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Quienes peinamos canas, tuvimos la suerte de disfrutar durante nuestra juventud, algunos incluso durante su infancia, de una serie televisiva tan fantástica como fue 'Barrio Sésamo'. En la misma se daban cita personajes de la talla de Triqui -más conocido como el Monstruo de las Galletas-, Súper Coco, la rana Gustavo -el reportero mas dicharachero de Barrio Sésamo-, Elmo, Oscar el gruñón, Pepe Sonrisas y, por supuesto, mis ídolos sin discusión alguna, la maravillosa pareja formada por Epi y Blas. Para los nostálgicos, bastará recordarles que 'Barrio Sésamo' era un programa infantil que vio la luz en el año 1979, emitido por la primera cadena de televisión Española en horario de tarde, coincidiendo con la salida del colegio de los niños.

Esta serie tenía notables ventajas, entre las que destacaría la ausencia de violencia en sus capítulos, y el notable efecto pedagógico que la misma transmitía sobre conceptos tan básicos como arriba-abajo, cerca-lejos o dentro-fuera. Conceptos que, gracias a dicha serie, han quedado grabados en la memoria de quienes como yo, a pesar de estar ya cursando estudios universitarios e incluso presentando discos en la inolvidable Radio Jerez 2 FM, siempre teníamos un huequecito para pararnos frente al televisor y contemplar las andanzas de tan entrañables personajes.

De todos aquellos conceptos, me gustaría detenerme hoy en la diferenciación entre dentro y fuera. Si estoy trabajando en mi despacho estoy dentro del despacho. Si bajo al bar a tomar café estoy fuera del despacho. Si voy conduciendo, estoy dentro del coche. Si bajo del mismo, evidentemente estoy fuera. Creo que es un concepto fácil de entender y no es necesario tener un Máster por la Universidad de Columbia para saber de qué estamos hablando cuando utilizamos las palabras dentro y fuera.

Pues bien, a pesar de lo claro y meridiano que resulta, a pesar de los denodados esfuerzos que Triqui, Coco, Epi o Blas realizaban por estar fuera y dentro y que todos pudiéramos entenderlo, algunos vecinos de esta ciudad no tienen aún las ideas claras en torno a tal diferencia.

En concreto, el pasado jueves las empleadas de Acasa y algún que otro colectivo más, impidieron la entrada de los trabajadores municipales a su puesto de trabajo. De ese modo, los trabajadores estaban fuera de su puesto laboral cuando, lo lógico, habría sido que estuvieran dentro. Tampoco los políticos locales pudieron acceder a las instalaciones del Ayuntamiento, por lo que tales políticos también estaban fuera cuando, lo correcto habría sido que estuvieran dentro.

Ahondando en el ejemplo, si un trabajador, que posee todo el derecho del mundo a protestar por los graves problemas de impago de nóminas que acarrea, obliga a que se quede fuera quien debe estar dentro intentando solventar tales problemas, por lógica los problemas siempre quedarán sin ser resueltos. Y, si el colectivo de trabajadores que demanda la solución a sus problemas, impide que estos puedan ser solucionados, nadie dudará de que los mismos se conviertan de forma automática en cómplices de que los problemas sigan existiendo.

Todo ello, me temo que se reduce a algo tan simple como que los trabajadores, que ahora protestan a las puertas de nuestro ayuntamiento, en su día no prestaron atención a la tele cuando se veían las imágenes de los personajes de Barrio Sésamo en tropel diciendo aquello de 'todo el mundo fuera' y salían, para seguidamente recular y gritar 'todo el mundo dentro', volviendo a entrar.

Evidentemente cada uno puede protestar como quiera, desde la forma tradicional, a través de una manifestación, a otros métodos más originales e innovadores. Sin embargo, es fácil caer en un método estúpido de protesta consistente en dejar fuera a quiénes deben estar dentro para intentar que el problema tenga solución.

Por cierto que lo de los concejales del PSOE y de Foro Ciudadano poniéndose ahora del lado de los trabajadores, como si fueran nuevos en esta historia y nada tuvieran que ver con la situación económica del Ayuntamiento, es algo que no está dentro, sino fuera de lugar. No obstante entenderán que ese tema se merece, por mérito indiscutible, una columna propia y aparte, pues si la protesta es para nota, lo de estos concejales es para escribir todo un manual sobre memoria.