Mandarinazos
Actualizado: GuardarSi homo homini lupus y el lupus siempre es diagnosticado por el Dr. House con una punción lumbar, debemos ir todos los homini a que nos lo miren. Y eso que aún no han llegado los idus de marzo, del dios Marte, señor de la guerra (electoral), y no ha sacado nadie la sica para apuntalar a incisiones el cuerpecito dolorido de Pepe Griñán. Ettu, Brute! (From Luigi Pizarro, dicho con voz de francesa cachonda anunciante de Chanel numero Five). Que venga House y lo vea, o Javier Arenas, que también lo tiene non claris, sino lo siguiente. Que es un mandarinazo.
Se reparten mandobles y mandarinas igualmente en las huertas de Valencia y uno, que no ha estado allí probando cítricos desde hace décadas, cuando una grandiosa boda en Guadasuar, no sabe qué pensar con la cantidad de vídeos e informaciones contradictorias que saturan telediarios y redes. Unos plantean el escenario crepuscular de mayo del sesenta y algo, cuando ponían rosas en los fusiles y todos sea maban y otros sólo ven la necesidad de instaurar el orden, orden como sea, motivo fundamental por el que suelen intervenir los policías de aquí y los de la Montada del Canadá. Guantadas a go-gó, o sea.
Mientras, en Cádiz, la guerra mandarinácea interna del PSOE parece que no ha acabado. Alguno anda a la espera del descalabro final de cuando Houdini-Cabaña no consiga zafarse de sus cadenas comiciales en sesenta segundos y ocase su ciclo político vital en líquido elemento amniótico. Ahí le quiere ver seguro mi amigo López Gil recordando lo de la portavocía y los tiritos -lo del veto y eso- en la radio. Cuando, cubierto por su toga púrpura, vea el dúo de los pueblos blancos cuatro cruces electorales de sangre, se habrá completado la venganza capitolina.