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Raúl Castro recibe a dos senadores de EE UU que interceden por Alan Gross

La delegación norteamericana es la más importante que ha viajado a Cuba desde la visita de Carter en 2010

LA HABANA. Actualizado: Guardar
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Una escueta nota en el diario 'Granma' informó ayer de una reunión entre el presidente Raúl Castro y dos senadores estadounidenses, quienes se convertían en la más importante delegación oficial de ese país desde que el expresidente Jimmy Carter viajó a Cuba en 2010. Poco antes, uno de ellos visitó a su compatriota Alan Gross, condenado a 15 años de prisión por introducir ilegalmente en el país tecnología de comunicaciones.

El texto señaló que en la reunión «se abordaron temas de interés»para ambos países. El diario del Partido Comunista ofrecía una fotografía del encuentro de Raúl Castro y el canciller cubano Bruno Rodriguez con los senadores Patrick Leahy, demócrata del Estado de Vermont y presidente del Comité Judicial del Senado, y Richard Shelby, republicano del Estado de Alabama y líder de la minoría del Comité de Banca, Vivienda y Asuntos Urbanos. Ambos, que viajaron a La Habana acompañados por sus esposas, encabezan una delegación formada también por congresistas norteamericanos.

«Hablamos de todo, desde buceo hasta de las relaciones bilaterales, y por supuesto de [el contratista] Alan Gross», dijo Patrick Leahy a la agencia Reuters. Según el senador de Vermont, la reunión con los mandatarios cubanos fue cordial y se extendió durante dos horas. Previamente, Leahy había visitado a Gross, cuya suerte se ha convertido en un nuevo escollo en las complicadas relaciones entre Washington y La Habana, rotas oficialmente hace 50 años.

Los cinco agentes

Estados Unidos busca su liberación con el argumento de que la finalidad de los equipos de comunicación vía satélite de Gross era ayudar a la comunidad judía en la isla. Para las autoridades cubanas, por el contrario, el arreglo podría llegar a través de una contrapartida: buscar una solución a los cinco agentes que se infiltraron en redes anticastristas que planeaban atentados contra Cuba y que, tras ser descubiertos, fueron condenados en Estados Unidos a fuertes penas de prisión.

Gross trabajaba para la agencia USAID, que financia programas para la democracia en Cuba. El Gobierno castrista los considera planes para financiar la disidencia interna y así acabar con el régimen. La diferencia de puntos de vista hace que para la libertad de Gross, según Leahy, todavía «falte mucho por recorrer».