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La quema de coranes deja 12 muertos más en Afganistán
Ante los disturbios en el país, Alemania adelanta un mes su retirada de la base militar de Talokan
Actualizado: GuardarLa quema de varios ejemplares del Corán en la base militar de Bagram ha prendido la mecha del odio a Estados Unidos en Afganistán. Cuatro días después de que se hiciese público este incidente, y durante el viernes dedicado a la oración, doce personas perdieron la vida y medio centenar resultaron heridas en unas protestas que se han extendido por todo el país. De momento, 29 afganos han muerto en estos disturbios.
La mayoría de las víctimas fallecieron cuando trataban de asaltar el consulado estadounidense en Herat, al oeste. En Bagram y Kabul murieron otras tres personas después de que las multitudinarias protestas celebradas en ambas ciudades fueran disueltas a tiros por la Policía local. En la capital, varios grupos de manifestantes se dirigieron a la Embajada estadounidense, a la sede de la OTAN y a un centro de entrenamiento militar.
Las concentraciones ya se han extendido a otros puntos del país. En la provincia de Ghazni, al sur de Kabul, se concentraron 600 manifestantes ante la sede del gobernador al grito de «Muerte a Obama». Mientras tanto, 300 personas marcharon por las calles de Kunduz, y también se tuvo constancia de protestas en Mazar-i-Sharif.
Estos disturbios ya han conseguido uno de sus objetivos, presionar a las tropas extranjeras para que adelanten su marcha. Alemania anunció ayer que abandona definitivamente la base de Talokan, un mes antes de lo previsto. El medio centenar de militares que la ocupaban fueron trasladados a la base mayor de Kunduz, a 70 kilómetros.
Medios alemanes informaron de que, a mediados de semana, 300 manifestantes enfurecidos por la quema de coranes habían atacado a pedradas este pequeño complejo en el que ya resultaba imposible garantizar la seguridad de sus ocupantes.
La pasada primavera, la base alemana de Talokan ya había sido acosada por manifestantes, varios de los cuales fueron abatidos cuando los militares repelieron el ataque. Semanas después, las milicias locales se vengaron con un atentado contra el palacio del gobernador regional, en el que murieron, entre otras personas, dos soldados germanos. Su comandante en jefe, el general Markus Kneip, resultó herido de gravedad.