Irán aumenta la producción de uranio enriquecido
VIENA. Actualizado: GuardarIrán ha incrementado notablemente su programa de enriquecimiento de uranio, según denunció ayer la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA). No obstante, el organismo de la ONU expresa también sus «dudas» respecto a «las posibles dimensiones militares» de las actividades de Teherán, a la vista de los frustrantes resultados de la visita de sus observadores a la República Islámica. Las autoridades les impidieron la entrada en la instalación militar de Parchin, donde se sospecha que se desarrollan actividades nucleares.
Un informe divulgado ayer en Viena, sede de la AIEA, precisa que los técnicos iraníes ya han producido unos 110 kilos de uranio enriquecido hasta casi el 20 %, cerca de la mitad necesaria para construir una bomba atómica. A esas cantidad hay que añadir otras cinco toneladas de uranio enriquecido al 5 %, con un ritmo de producción superior a los 100 kilos mensuales.
Estos materiales son fabricados bajo supervisión de la AIEA en la planta de Natanz (centro de Irán) y en la instalación subterránea de Fordo, que se encuentra dentro de una montaña próxima a la ciudad santa de Qom. Estados Unidos e Israel han expresado su preocupación por los avances en Fordo, al considerar que una vez esté en pleno funcionamiento ya no habrá posibilidad de impedir la producción de una bomba nuclear.
Además, los inspectores de la ONU han podido comprobar que en Natanz hay ahora 52 cascadas (con 164 centrifugadoras cada una) frente a las 37 que había en noviembre, lo que destaca la rapidez de los avances. Y en Fordo se han instalado unas 700 centrifugadoras, con planes de colocar nuevos equipos en los próximos meses.
Experimentos militares
Irán asegura que el fin de ese uranio enriquecido es pacífico, y alude a la necesidad de este material para producir en un reactor científico isótopos para la lucha contra el cáncer. Teherán insiste en que no está interesado en la construcción de un arma atómica, aunque sigue sin convencer a la ONU.
Los inspectores destacan en el documento que Irán no ha podido aclarar la desaparición de 19,8 kilos de uranio en metal, un material que, según diplomáticos cercanos a la AIEA, podría haber sido utilizado para experimentos militares. Tampoco ha respondido a preguntas sobre un «experto extranjero» (ucraniano) que trabajó en el país, supuestamente en actividades militares.