ESPAÑA

Marlaska vence a Bermúdez con el apoyo de todos los conservadores

El magistrado presidirá la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, un tribunal clave en el proceso para el fin del fenómeno terrorista

MADRID. Actualizado: Guardar
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Fernando Grande-Marlaska (Bilbao, 1962) es desde ayer el nuevo presidente de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional y sustituye a Javier Gómez Bermúdez, que ocupaba el puesto desde hace más de siete años.

De hecho, Grande-Marlaska fue designado para el cargo por el pleno del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) en una ajustada votación en la que competía con el propio Gómez Bermúdez. La elección se produjo en segunda ronda, una vez descartados los otros cuatro candidatos con menos apoyos, y el magistrado vizcaíno venció al hasta ahora presidente de la Sala de lo Penal por once votos a nueve.

Grande-Marlaska se impuso a su rival y alcanzó los once votos, el mínimo exigido para la designación, gracias a que recibió el apoyo en bloque de los nueve vocales del CGPJ nombrados por el Parlamento a propuesta del PP. Los otros dos respaldos fueron de los vocales progresistas Margarita Robles y Félix Azón, que en varios nombramientos anteriores también se alinearon con los conservadores.

El apoyo principal de Gómez Bermúdez, por contra, procedió del resto de vocales progresistas, que le dieron sus votos junto a los dos propuestos por el PNV (Margarita Uría) y CiU (Ramón Camps) y el presidente del consejo y antiguo presidente de la Audiencia Nacional, Carlos Dívar. Miguel Carmona, vocal propuesto por el PSOE, votó en blanco.

De esta forma fueron los vocales apadrinados por el PP, los mismos que en el anterior CGPJ, en 2004, elevaron a Gómez Bermúdez a la presidencia de la Sala de lo Penal, quienes ahora cambiaron de candidato.

En estos años se han registrado determinados acontecimientos que han provocado un distanciamiento entre los sectores conservadores y el magistrado malagueño, hasta el punto de que en el partido conservador incluso se le llegan a atribuir ciertas simpatías por el antiguo ministro del Interior y actual jefe de la oposición, Alfredo Pérez Rubalcaba.

La primera gran fricción fue en 2007, como consecuencia de su sentencia sobre los atentados del 11-M, en la que desmontaba con rotundidad las teorías conspirativas vínculadas a la autoría de la masacre y, de forma especial, la hipotética participación de ETA defendida por políticos de la derecha.

La puntilla al Faisán

El segundo desencuentro se registro el año pasado, cuando el pleno de la Sala de lo Penal desestimó el procesamiento de tres mandos policiales como autores del chivatazo a ETA del bar Faisán, por considerar que no había pruebas suficientes contra ellos, y dejó un asunto con el que el PP atacó a Rubalcaba durante meses al borde del archivo. Fue Gómez Bermúdez quien decidió abocar esta decisión por su trascendencia al pleno y arrebató el recurso a la Sección Segunda, un tribunal más proclive a haber confirmado el procesamiento.

El ya expresidente de la Sala de lo Penal quiso ayer quitar hierro a este asunto y rechazó que su sustitución se deba a «conspiraciones de ningún tipo o a venganzas» y aseguró que simplemente se debe a la valía de Grande-Marlaska y al hecho de que el Poder Judicial quiere inaugurar un nuevo tiempo en la Audiencia Nacional.

Grande-Marlaska, un látigo de ETA y su entorno en los más de siete años que lleva en el tribunal central, aseguró ayer que aborda el cargo «con mucha ilusión y responsabilidad» y que quiere ejercerlo desde la complicidad y la formación de equipos.

El magistrado bilbaíno gestionará en los próximos años un tribunal clave en el proceso en marcha para el fin del terrorismo. La sala debe juzgar todas las causas pendientes contra ETA y las organizaciones de su entorno y bajo su mando está también el juzgado central de vigilancia penitenciaria, que controla los grados y excarcelaciones de los presos de la banda.