Mariano Rajoy y la vicepresidenta del Gobierno esperan en sus escaños el comienzo de la sesión de control de ayer. :: EMILIO NARANJO / EFE
ESPAÑA

Rajoy recuerda a Amaiur que la pelota aún está en el tejado de ETA

El presidente del Gobierno reclama a los independentistas que ejerzan su «influencia» para que la banda se disuelva sin condiciones

MADRID. Actualizado: Guardar
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Es momento de dejar reposar las cosas, tras el acuerdo político escenificado el martes en el Congreso en el tránsito a la desaparición definitiva de ETA. Mariano Rajoy se topó ayer con dos posiciones divergentes hacia su discurso antiterrorista: el malestar de sectores afines al PP por lo que consideran una muestra de debilidad frente a los violentos y, por otro lado, la presión de la izquierda independentista radical para acelerar, según sus criterios, la «pacificación y normalización» del País Vasco. Y ante el pleno de la cámara baja, el presidente del Gobierno se esforzó en lanzar el mensaje de que su intención es hacer que el mundo de Batasuna baile al ritmo de los demócratas y no a la inversa.

La ocasión de dejar claro que no quiere prisas se la dio el diputado de Amaiur Mikel Errekondo en la primera pregunta que esta formación planteaba en una sesión de control al Ejecutivo. En dos minutos y medio escasos -el tiempo de que disponen los parlamentarios para este tipo de trámites- el dirigente independentista trató de marcar la 'hoja de ruta' que, a su juicio, exige el momento. Y llamó al Gobierno a dar pasos para superar lo que llamó, en su lenguaje habitual, las «causas del conflicto». En el guion estarían la legalización de Sortu (sobre la que tiene que decidir el Tribunal Constitucional) y la salida de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado del País Vasco, pero también la entrega de armas por parte de ETA.

Rajoy fue tajante. «Si le preocupa la situación, le sugiero que ponga en juego toda su influencia para que quienes sostienen esa amenaza armada se disuelvan de manera inmediata, voluntaria y sin ninguna condición», espetó. Ni siquiera se molestó en contestar a la propuesta de Errekondo de crear una comisión de víctimas en la que estén representadas «todas las partes implicadas», tampoco hizo alusión a su argumento de que es preciso «hacer cien por cien de memoria y escribir una verdad que sea un relato asumido por la gran mayoría de la sociedad vasca» y, por supuesto, no mencionó a los presos de la banda ni dijo nada de posibles acercamientos.

Un día después de que su partido dijera 'no' a la iniciativa parlamentaria de UPyD para instar a la ilegalización de Bildu y Amaiur , y de lograr en su postura el amparo del PSOE, PNV, CiU , IU y el Grupo Mixto, el presidente del Gobierno se esforzó en demostrar que no se apea por ello de su política de firmeza contra el terrorismo. «Yo tengo que cumplir la ley, tengo que hacer cumplir la ley y eso es lo que voy a hacer, porque eso es lo que tiene que hacer el presidente del Gobierno -atajó con cierta insistencia-; el único conflicto sin resolver en el País Vasco es el de una banda terrorista que ha anunciado el cese de sus crímenes pero que no se ha disuelto y mi obligación es utilizar todos los instrumentos legales para asegurar la total desaparición de la banda y hacer que sus componentes respondan individualmente ante la justicia».

Discreción

Con el respaldo del líder de la oposición, Alfredo Pérez Rubalcaba, Rajoy aspira a manejar bien los tiempos y a hacerlo con discreción y sin alardes. El exministro del Interior recordó ayer en Vitoria, durante el acto de homenaje a Fernando Buesa y su escolta, Jorge Díez, que la situación actual es «compleja» y va a exigir «perseverancia, inteligencia y determinación». De momento, por ejemplo, no hay intención de formalizar el pacto del martes, que algunos tildan de «histórico», en una nueva iniciativa parlamentaria sometida a la votación de la cámara, según confirman fuentes de los dos partidos mayoritarios.

«Cuando surja la oportunidad retomaremos, reforzaremos y enriqueceremos el consenso logrado pero no esperamos actuaciones concretas e inmediatas por parte del Gobierno», subrayan en el PSOE. La adaptación de un discurso de Rajoy a un escenario en el que ETA ya no asesina y su combate tiene no solo una dimensión policial sino también política, como aseguró recientemente el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, aún encuentra serias resistencias en el ala dura del PP. Pero quienes defienden que es preciso ser conscientes de que esta es una etapa nueva que exige respuestas diferentes ganan terreno.

En esas tesis está también la presidenta del Gobierno navarro, Yolanda Barcina, que, según lo defendido por el grueso de las fuerzas democráticas en el debate de la moción de UPyD, debe desempeñar un papel importante en la consolidación del fin del terrorismo. «Ojalá toda la sociedad ayude a que ETA siga dando los pasos para erradicar esta lacra», dijo ayer en apoyo a las palabras de Rajoy en el Congreso.