Algunos disfraces se convirtieron en verdaderas caracterizaciones que llamaron la atención. :: J. C. CORCHADO
Jerez

El carnaval se reivindicó en la calle

El ambiente propio de la fiesta se evidenció tanto a lo largo del recorrido realizado por carrozas y agrupaciones como en otros rincones del centro El pasacalles, el concurso de disfraces y la 'chicharroná' cerraron la edición 2012

JEREZ. Actualizado: Guardar
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El par de carrozas que fueron dispuestas por el área de Cultura y Fiestas del Ayuntamiento, las agrupaciones carnavalescas locales aportando letrillas y música a la cita en cuestión y todo aquél que quiso vestir las galas de una fiesta que llenó el centro de disfraces. Ello fue más que suficiente para que el ambiente llegase a las calles y plazas como colofón de una programación escueta y baratita que, pese a todo, no dejó exenta a Jerez del anual y licencioso encuentro con Don Carnal.

La Alameda de Cristina fue un buen punto en el que encontrar la confluencia del pasacalles que bajaba por la Porvera y se alejaba Larga adentro regando de papelillos el adoquinado del centro con la llegada de jerezanos desde los barrios accediendo en cierto número desde el Mamelón y cuantos acortaron camino para, Tornería arriba, llegar a la plaza Plateros, lugar de cierre del recorrido previsto, y localizar oportunamente el lugar en el que murió ayer la edición del Carnaval de Jerez 2012.

Entre unos sitios y otros, cualquier rincón era bueno para toparse con una de las agrupaciones participantes y deleitarse con alguna de las muchas letras alusivas a la situación del país o de la ciudad. Y ello cobraba el mayor de los sentidos entre marineritos cantarines, brujitas amenazantes, singulares jirafas, vaqueros de los de siempre, leones rugidores, vistosos nomos, ratitas y payasos, indios, burritos cargados de encanto infantil o extraños seres verdes con una pocetilla en la cabeza.

Los mil y un disfraces que pudieron contemplarse en la calle, sometidos a concurso previa convocatoria que ayer mismo se fallaba in situ, llenaron Jerez de aquello que nunca debe faltar en la celebración de las carnestolendas. Y ello terminó dándose la mano con dos de los productos gastronómicos de la ciudad, no en balde la importancia del vino quedó patente en el denominado Pregón del Dios Baco y el picoteo al que la hora invitaba tampoco pasó inadvertido de la mano de la popular 'chicharroná'.

Así, entre coplas y risas, personajes imposibles y ganas de pasarlo bien, copas y chicharrones, la cita de Jerez con el carnaval culminó un año más allá donde ha de hacerlo siempre una fiesta de estas características, en plena calle. Ni la brutal reducción de la inversión realizada por el Ayuntamiento en esta fiesta de cada febrero, prácticamente nula salvo la concurrencia de empleados municipales y algún que otro servicio más, ha dejado a la ciudad sin una convocatoria que, pese a los deseos de mayor realce, sobrevive a todos los obstáculos.