Etapa comprometida
La unanimidad del PP refleja su inquietud por el desafío de gobernar casi todo
Actualizado: GuardarEl 17º Congreso del PP, que se celebra en Sevilla, transcurre en un ambiente de unanimidad, consecuencia tanto de la exitosa trayectoria electoral como del clima integrador que Mariano Rajoy ha tratado de restablecer en una organización que hace cuatro años, en el cónclave de Valencia, exteriorizó desavenencias y una gran carga de escepticismo respecto a su liderazgo. El afán de integración estuvo presente en el amplio equipo de dirección que Rajoy y en el inequívoco respaldo que obtuvo la propuesta. El PP quiso mostrarse en Sevilla en toda su diversidad, tanto desde el punto de vista de la trayectoria de los dirigentes electos, como por su procedencia territorial o su perfil generacional. Todo ello sujeto a un juego de equilibrios interno que solo Rajoy sería capaz de descifrar en cuanto a sus intenciones. Pero hay una segunda lectura, el reforzamiento de Dolores de Cospedal, cuyos requerimientos fueron atendidos por el líder, que aceptó una dirección del partido a medida de la reelegida secretaria general sin que nadie haga sombra a su figura. Por su parte la sucesión de victorias en los comicios locales y autonómicos y en las generales permitió al también reelegido presidente del PP proclamar: «No debo nada a nadie». Reclamaba así una legitimidad propia que nadie ha osado discutir durante el congreso de Sevilla más que a través de una enmienda desvanecida que proponía introducir la fórmula de primarias en los estatutos del partido. Rajoy abordó en la presentación de su candidatura el problema que supone a su partido desarrollar la labor ordinaria después de que buena parte de sus cuadros haya accedido a funciones de gobierno en las instituciones. Se trata de una dificultad que el PP da, sin duda, por bienvenida. Pero que plantea mucho más que un desafío a la capacidad de coordinación que pueda ejercerse desde Génova. Además debido a que la complejidad de los retos económicos y su naturaleza cambiante acaban convirtiendo inevitablemente al partido en la cobertura organizada de las decisiones que adopta en cada caso el Gobierno. La unanimidad del congreso reflejó, más que triunfalismo por la mayoría absoluta, la convicción compartida de que comienza una etapa trabajosa y plagada de riesgos para el conjunto del país.