ACAMPANDO EN JEREZ
Actualizado: GuardarEntre los diversos atractivos turísticos con los que cuenta nuestra ciudad, destaca con luz propia su importantísima infraestructura hotelera. En ella se dan cita establecimientos de todo tipo y precio, desde tradicionales pensiones y hostales, que se diseminan por todo el casco histórico, hasta renombrados y lujosos hoteles de cuatro y cinco estrellas, la mayoría de los cuales se ubican en amplias avenidas, e incluso en zonas muy cercanas a Jerez, como en las inmediaciones del circuito de velocidad o el aeropuerto.
Pero, como alguna que otra vez ya he afirmado en estas líneas, Jerez es una ciudad diferente y eso también se pone de manifiesto respecto a la citada infraestructura. De la noche a la mañana, escapando a cualquier control administrativo, al margen de la más elemental normativa sobre la materia, incluso sin afiliarse a la asociación provincial de empresarios dedicados a eso de la hostelería, Jerez ha visto repentinamente ampliada su oferta con la instalación de diversas zonas de acampada en pleno casco urbano.
Las ventajas de las mismas son evidentes: el turista, no sólo puede hospedarse en un excelente entorno, no sólo disfruta de inmejorables vistas sobre nuestros principales monumentos sino que, en un alarde de oferta turística sin precedentes, de la que creo nada se dijo en la pasada edición de la Feria Internacional del Turismo celebrada en Madrid, el visitante puede verse imbuido directamente sobre la problemática social que, hoy por hoy, asola nuestra ciudad.
Las zonas de acampada imagino que las conocen ustedes al dedillo. La principal se ubica en plena Plaza del Arenal y, entre sus instalaciones, cuenta con luz eléctrica gratuita que gentilmente se cede desde el edificio sindical anexo, así como ordenadores portátiles y una amplia oferta multicultural, gracias a la diversidad racial de sus actuales ocupantes.
Junto a ella, la oferta se ha completado con otras instalaciones muy cercanas, en plena calle Consistorio y, aunque es cierto que la misma es de peor calidad que la anterior, no debo dejar de reconocer que gracias a lo animado de sus usuarios, así como a los negocios de restauración cercanos, quien allí decida acampar disfrutará de buen ambiente, así como de todo tipo de mobiliario, desde sombrillas a mesas y sillas.
Una tercera zona, más lúgubre, se hallaba en la explanada de acceso al cementerio de la ciudad. Me cuentan que la oferta era apasionante para aquellos seguidores habituales del programa televisivo 'Cuarto Milenio', pues una noche de frío y tormenta a las puertas del cementerio debe ser una experiencia de todo punto inolvidable. Lamentablemente este establecimiento ha cerrado sus puertas al público aunque, mucho me temo, será sólo un cierre temporal.
Sin embargo, si tuviera que decantarme para recomendar una de estas zonas de acampada, sin duda alguna me inclino por la que se halla en pleno barrio de El Almendral, anexa a la Comisaria de la Policía Local jerezana. De entrada es la más segura de todas, de eso no hay duda. Además cuenta también con servicio eléctrico, que gratuitamente presta el Consistorio jerezano, gracias al cual la zona de acampada posee áreas comunes dotadas de televisión digital, así como comedor y cocina, que a su vez tiene tecnología de última generación que, entre otras, incluye microondas.
Como les digo es una novedosa experiencia viajera. Uno puede pasar una noche o varios días. De hecho en alguna de ellas, como en la de la Plaza del Arenal, se puede incluso estar casi un año sin problema alguno. Añadan a ello que el coste es mínimo, salvo la tienda de campaña y el material que deseen llevar, no hace falta desembolso alguno.
Llegados a este punto, y tras aclarar que todas estas líneas son pura ironía, conviene hablar en serio: ¿nadie va a hacer nada para que todas estas criaturas dejen de pasar las noches al raso? Y respecto a la acampada del Arenal ¿tampoco nadie va a hacer nada para que la levanten de una vez?
Al fin y al cabo sus ocupantes, desmarcados del 15-M, ni sabemos qué reclaman, ni dicen cuáles son sus propósitos, iniciativas o inquietudes. Aunque pensándolo mejor, simplemente busquen malvivir en pleno centro por la mismísima patilla.