Cartas

Para Fernando Alcedo

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Hace tan solo unas fechas se nos marchaba para siempre un muy polifacético maestro del metal, de la electricidad, de la electrónica, de la maquetación a escala, realizada en los últimos años de una muy laboriosa existencia plena de logros. ¿Su nombre?: Fernando Alcedo Ruiz, un puertorrealeño de excepción.

En unos momentos en los que los auténticos maestros con mayúsculas están en lamentable periodo de extinción y cuando predomina el 'chapú', la importancia de un hombre de la extraordinaria envergadura de Fernando Alcedo se acrecienta indiscutiblemente por derecho propio, aunque como otros hombres y mujeres de reconocida valía no le hayan hecho acreedor a la muy merecida Medalla del mérito en el Trabajo. Su carácter ha dejado indeleble huella en quienes en Puerto Real o fuera ella supimos valorarle y admirarle en su justa dimensión. No exagero si afirmo que Fernando estaba inserto en la genialidad en los variados oficios que desempeñó.

Pocos hombres como Fernando Alcedo Ruiz, para ostentar por sus acrisolados y explícitos hitos lo que se denomina artesano por el diccionario de la RAE: persona que hace por su cuenta objetos imprimiéndoles su sello personal. Innatos artesanos como Fernando Alcedo son los verdaderos personajes nacidos en la entraña misma del pueblo, los que prestigian el lugar que les vio nacer. Otros tendrán que conformarse con ser 'famosos' por un tiempo perdurable, luego caerán en el olvido por muy importantes e imprescindibles que se consideren. El pueblo sabio quita y pone libremente.