Es la hora
Actualizado: GuardarLos efectos perversos de una larga permanencia en el poder, se manifiestan en el anquilosamiento de las ideas y en la apatía creciente de los ciudadanos que pierden las referencias de las ventajas democráticas del cambio. La resultante lógica es que el poder se perpetúa entre la desesperanza de los que ven que su voto no se traduce en victorias electorales y la renuencia de los que contemplan atemorizados un cambio, al que perciben como un peligro potencial para sus condiciones de vida.
Aunque resulte fuerte escribirlo y leerlo, estamos asistiendo a la decadencia de la ciudadanía: hemos pasado de pedirle protección social y sanitaria al Estado, a exigirle que nos mime, a tener por aspiración vital, al menos en nuestra tierra, el reconocimiento de una pensión de invalidez, de una pensión no contributiva o de una ayudita de la dependencia. A la generalización de esta expectativa vital en Andalucía, ha contribuido decisivamente la forma en la que el PSOE la ha gobernado, convirtiéndola en el paraíso de la paguita. El PER o como quiera que se llame ahora, creo que ejemplifica perfectamente lo que quiero decir.
Suele suceder que cuando los partidos políticos quieren perpetuarse en el poder, inician una deriva hacia lo que podríamos denominar un régimen caciquil democrático y suele ocurrir que al intentar implantarlo y pretender afianzarlo, se terminan traspasando todas las líneas rojas imaginables, y sobre todas ellas, una que el ciudadano nunca debiera ni olvidar, ni perdonar: la desmesura en la detentación del poder. Esto es lo que le ha sucedido al PSOE en Andalucía. Por eso cuando ya no se habla de ideas o proyectos, sino únicamente de cómo mantenerse para asegurarle el sustento a miles de enchufados o cuando la coca y los gintonic de los gobernantes los empezamos a pagar los ciudadanos vía presupuestos, es imperativo cambiar, porque si ante tales despropósitos, el electorado andaluz decide mantenerlos en el poder, les estaremos firmando un cheque en blanco para el abuso y la impunidad.
Por eso y porque tras 30 años de anuncios de cambios y modernizaciones, Andalucía ocupa hoy en la lista de las Comunidades Autónomas, exactamente el mismo puesto que entonces, es la hora de cambiar.