Editorial

Presiones de Bruselas

Resulta excesiva la dureza de las exigencias europeas con el esfuerzo español de ajuste

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Bruselas incrementó ayer en varios frentes la presión sobre España y otros países, fiel a la consigna alemana de profundizar en la vía de la austeridad, e insensible a cualquier sugerencia de que tal designio debería acompañarse cuanto antes de estímulos fiscales que dinamicen la actividad y la demanda a fin de embridar el desempleo. En concreto, el comisario de Asuntos Económicos, Olli Rehn, volvió a reiterar que espera que España presente «lo antes posible» los presupuestos 2012, algo que el Gobierno demorará con razón hasta finales de marzo, ya que necesita disponer de los datos macroeconómicos oficiales del ejercicio anterior que llegarán a finales de febrero. La peor noticia, que desde luego no puede darse todavía por definitiva, es que la Comisión, por boca del citado comisario, ha insistido en que nuestro país debe cumplir el compromiso de déficit del 4,4% al término de este año 2012. Y en su proverbial tono tecnocrático, la Comisión ha instado a España a corregir seis desequilibrios macroeconómicos «excesivos» (desempleo, deuda pública y deuda privada, cuota de mercado en las exportaciones, posición neta de inversiones y déficit por cuenta corriente), cuyo incumplimiento podría acarrear la imposición de una improbable multa de mil millones a España. Tal amenaza roza la desvergüenza ya que nunca hasta hoy Alemania y Francia han recibido sanción alguna por sus múltiples incumplimientos, que no están tan lejanos. Sin ir más lejos, Alemania cumplió en 2011 el límite de déficit del 3% del Pacto de Estabilidad después de dos años consecutivos, 2009 y 2010, de sobrepasarlo considerablemente. España está llevando a cabo un esfuerzo ímprobo, tanto en el terreno de la convergencia -con un primer ajuste de más de 15.000 millones de euros- como en el de las reformas estructurales -financiera y laboral-, y los mercados están tomando nota de ello. No es, pues, razonable que se nos exija lo imposible -rebajar el déficit 3,5 puntos en un año es condenarnos a durísimos sacrificios- ni que se nos agobie con más presiones cuando nuestro país está haciendo escrupulosamente los deberes.