TAN NECESARIA COMO INÚTIL
PROFESORA DE ECONOMÍA DE ESADE Actualizado: GuardarLa reforma laboral era necesaria y, además, esperada por todos; por el BCE, por el FMI, por Merkel, por la CEOE y hasta por los sindicatos... aunque no todos por los mismos motivos. La necesidad nacía de la falta de encaje entre nuestro marco regulatorio y aquel que se supone deben poseer las economías creadoras de empleo.
La creación de empleo en Europa responde a uno de los dos modelos utilizados y que no suelen ser compatibles. Por un lado, tenemos el modelo que da flexibilidad elevada a las empresas para despedir y contratar según sus necesidades, pero al mismo tiempo se acompaña de un amplio programa de protección (seguro de desempleo) y de políticas activas que mejoran la empleabilidad de los desocupados. Estos programas suelen ser caros para el erario público. Por otro lado, está el modelo alemán, sin paro (o muy reducido) pero con muchas herramientas de flexibilidad interna que permiten rebajar sueldos, compaginar horarios, aplicar convenios de empresa, etc. No supone un gran coste para el Estado, ya que la factura del desempleo no es demasiado elevada, pero las empresas deben soportar parte de la carga.
En nuestro caso, la reforma flirtea con los dos modelos, pero no se casa con ninguno. Así, se añaden facilidades al despido, con la reducción de su coste, que, si realmente se consigue que la figura del despido por causas objetivas sea la más utilizada, pasaría de 45 a 20 días por año trabajado, y con un máximo de 12 mensualidades. Pero también se dan pasos en favor de la flexibilidad interna, con todo un capítulo dedicado a ella, y que incluye la movilidad geográfica, funcional, de clasificación profesional y de tiempo de trabajo. Mucha letra pequeña que habrá que leer atentamente.
La reforma, si bien necesaria, se queda a medio camino entre dos posibles modelos que han funcionado en países con economías muy diferentes de la nuestra, como Dinamarca y Alemania.
La reforma, por otro lado, es inútil, si es que esperábamos que fuera, por sí misma, un acicate a la creación de empleo. Ninguna reforma crea empleo por sí sola. Aún nos queda mucho paro por ver y por sufrir. La creación de empleo dependerá de otro tipo de reformas, mucho más valientes y decididas: aquellas que transformen nuestra estructura productiva a una más moderna, con empleos de mayor valor añadido, que den una salida laboral digna a nuestros jóvenes y nos permitan competir en el mercado global. Creo que aún tendremos que esperar algún tiempo para ver avances en este campo. Mientras tanto, paciencia.