«¡Vergüenza, vergüenza!»
Los manifestantes vaticinan que el fallo creará «impunidad» a los corruptos y preparan un nuevo calendario de movilizaciones Cientos de personas protestan ante el Supremo por la condena a Garzón
MADRID. Actualizado: GuardarCientos de personas se concentraron ayer frente a las puertas del Tribunal Supremo, al grito de «¡vergüenza, vergüenza!», para mostrar su desacuerdo por la expulsión de la carrera judicial de Baltasar Garzón, después de que la Sala de lo Penal le condenase el jueves a 11 años de inhabilitación por un delito de prevaricación en las escuchas del 'caso Gürtel'.
Fue la movilización más masiva desde que comenzaron los juicios contra Garzón, el pasado 17 de enero, y también en la que se respiró una mayor indignación entre los asistentes, quienes barruntaban una sentencia condenatoria para el juez, pero no, quizá, de tantos años y en términos tan duros.
La protesta de Madrid, que congregó a unas 2.000 personas, tuvo su extensión en otras ciudades como Granada, donde medio millar de personas se concentraron frente a la sede del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía. Denunciaron que la sentencia vulnera la independencia judicial porque supone «dar impunidad a los corruptos».
En Madrid, la Plataforma Solidaridad con Garzón, formada por escritores, artistas, juristas e intelectuales, mostró su rabia por la caída del juez y el «linchamiento» al que fue sometido por los magistrados de la Sala de lo Penal del Supremo, quienes, recordaron, no han cesado en su empeño de liquidar al juez desde mayo de 2009, cuando admitieron la querella del pseudosindicato Manos Limpias por investigar los crímenes del franquismo. Después, en un espacio de nueve meses, llegaron las otras dos demandas.
Los asistentes corearon a los magistrados «fuera los fascistas del tribunal» y «no, no nos representan», y portaron pancartas recordando la absolución de Francisco Camps por la 'causa de los trajes' y la condena de Garzón, la impunidad de los corruptos, la soledad de las víctimas del franquismo y la «sinrazón» de que el juez acabe inhabilitado y pagando las costas del juicio a los cabecillas de la trama Gürtel.
«Justicia corporativa»
Entre los manifestantes estaba el diputado de Izquierda Unida Gaspar Llamazares, cuya presencia es habitual desde que comenzó el primer juicio, el 17 de enero, la dirigente de Equo Inés Sabanés o el poeta Marcos Ana.
Llamazares avanzó que hoy pedirá cuentas al presidente del Supremo, Carlos Dívar, en su comparecencia en el Congreso de los Diputados. «Le diré que la justicia española está bajo mínimos como servicio público y como poder democrático porque se ha convertido fundamentalmente en una justicia corporativa».
Sobre la sala que ha condenado al juez, Llamazares dijo que era más propia de un «tribunal de honor», derogado por la Constitución de 1978, y que la «justicia tendrá que abordar su propia transición democrática, que todavía no ha hecho».
Sabanés tildó de «vergüenza» que Garzón sea la primera persona juzgada y condenada por el 'caso Gürtel', mientras que los imputados pueden costearse a reputados abogados desde prisión para acabar con la carrera de un juez que luchó contra el terrorismo, el narcotráfico y el crimen organizado. «Es incomprensible e intolerable», resumió.
El poeta Marcos Ana, que pasó 23 años en la cárcel y estuvo condenado a muerte durante el franquismo, expresó su convicción de que «hay una vocación fascista en el Supremo», como demuestra la «injusticia» que se ha cometido con Garzón con la intención de «darle un escarmiento».
El acto concluyó con la lectura de un manifiesto por el portavoz de la plataforma 'Solidarios con Garzón', Jaime Ruiz, en el que incidió en la «impunidad» en la que queda la corrupción y avanzó que las diferentes asociaciones de la memoria preparan nuevas protestas.