El vino impulsa la economía gaditana

Doscientos euros de inversión mensual no es un mal comienzo para emprender un negocio. Esa cantidad es al menos la que se puede permitir Cecilia Rodríguez, portuense de 23 años, que junto a su socio Eduardo Valderas, ha puesto en marcha una empresa de enoturismo. 'Spirit Sherry', así se llama el proyecto de estos dos ex alumnos de la primera promoción del ciclo formativo superior de Vitivinicultura que se imparte en el instituto Santo Domingo.

Ellos han tomado el camino empresarial, pero otros, como María Barea, de 21 años, quiere continuar estudiando la carrera de Enología en la Universidad de Cádiz. Quizá termine trabajando en la bodega Entrechuelos, o en Ibargüen, o Regantío o Barbadillo. Sus caldos tintos poseen ya la Denominación de Origen Vinos Tintos de la Tierra de Cádiz, que este fin de semana tiene su mejor escaparate en el claustro del instituto Santo Domingo. El antiguo convento dominico acoge desde ayer la III Muestra de Vinos Tinto de la provincia.

Una joven cita que, no obstante, posee ya un importante arraigo entre los empresarios bodegueros y los aficionados a la enología. También han sido doscientos, pero en esta ocasión personas, las que se han quedado fuera de las catas comentadas que se imparten en la biblioteca del instituto. Este año participan ochenta y cinco amantes del vino y trece bodegas que exponen lo mejor de sus barricas en los stands del emblemático patio donde ayer Sebastián Saucedo, coordinador del ciclo y alma máter de la muestra ejercía de anfitrión para los visitantes y las autoridades políticas que acudieron a la inauguración. «Estamos muy contentos, después del gran esfuerzo y de lo que cuesta poner esto en marcha. Esperamos que el año que viene se animen más bodegas». De ser así, tendrán que buscar una nueva ubicación porque a medida que pasaron las horas la afluencia de público creció al calor de las degustaciones de vino y los platos de garbanzos, ajo caliente y tortilla de patatas.

El consejero de Gobernación y Justicia, Francisco Menacho, puso la muestra como ejemplo del resultado que tiene invertir en educación. «Es el motor para la creación de empleo y riqueza. Gracias a estos chicos y a los empresarios bodegueros está mejorando la calidad de los vinos tintos.

400 hectáreas de uvas tintas

Hace dos años nadie pensaba que la provincia pudiera ir más allá de los olorosos y los finos pero con esta apuesta se abre una nueva industria que además es deslocalizable». Según datos de la Consejería de Agricultura, en la provincia de Cádiz hay unas 400 hectáreas de viñas de uvas tintas con una producción anual de unos dos millones de kilos de uva y 1,4 millones de litros de vino.

El alcalde de El Puerto, Enrique Moresco, alabó el trabajo del ciclo. «Que no puede encajar mejor en nuestra tierra y que en tiempos difíciles es capaz de abrir nuevas posibilidades para nuestra economía». Miguel González Saucedo, presidente de la Confederación de Empresarios, destacó por su parte la innovación tecnológica que, a pesar de la crisis, están aplicando las bodegas gaditanas. El acto también contó con la presencia de Emilio Flor, director del centro, así como de varios miembros de la corporación municipal de El Puerto.