SUEÑOS
Actualizado: GuardarLo malo de recostarse es cuando uno se despierta de madrugada en el sofá mientras la tele le vende los cuchillos ginsu y la batamanta. Al país se le cae la baba por la comisura mientras inhabilitan al juez y liberan al reo, y solo se menea si unos muñecos del guiñol de Francia le mentan al tenista. Falta que canten en el Falla un pasodoble de los de partirse el pecho en contra de las bromas de los franceses y recordarles que se quedaron en el Puente Zuazo. Qué sueño, madre.
A la Humanidad, cuando está sonámbula, le cuesta ponerse de acuerdo. No hay consenso alguno sobre quién le ha metido en el fango de esta crisis, pero se sabe quién tiene que salir de ella: usted mismo. Si tiene que esperar a que una serie de tipos con maletín pongan en claro las claves del futuro y lleguen a una conclusión digna por lo menos del razonamiento de una cacatúa, es mejor que espere sentado.
¿Qué hacer? Les puede dar alguna pista Juan José Padilla, el de la cara partida por la vida y el toro. En menos de un mes saldrá de nuevo al ruedo, a jugarse el todo con el sabor de la sangre aún en la boca y un ojo de menos. Dice el torero que la gloria implica el sufrimiento y no le importa pagar el precio, que no sabe si está loco, que se limita a poner voluntad a las ilusiones que Dios le ha dado. Razón de héroe, la suya, salpicada con doce o trece argumentos para que cada uno salte de su sombra a su sol, que dijo Santa Teresa. Para que cada cual deje de lamerse su pequeña o gran crisis y salga al frío de la calle a hacer fuego en las barricadas de la alegría, a despertar y pelear en las trincheras del futuro. Les están esperando.