CARTAS A LA DIRECTORA

El espejo del ocaso gaditano

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Más propio sería decir, el ocaso reflejado en el espejo, de la última planta del Hotel Parador Atlántico (el nuevo, claro).

Ahora mi problema: A día de hoy, si a partir de las seis de la tarde quiero entrar en el salón de mi casa, sita frente a la fachada izquierda de dicho Hotel Parador (el nuevo) y desde mi décima planta; una de dos, o me pongo gafas o quedo cegada temporalmente y solo por cruzar el salón. Ya no digo acercarme al balcón o salir a la terraza a contemplar las vistas. ¿Qué vistas? Si me las han tapado, al hacer dos plantas más en el Hotel Parador (el nuevo). Pero si yo compré este piso por las vistas ¡Qué amaneceres!, cómo amanece en Cádiz, esa sinfonía de colores reflejados en el agua. Pues me las han tapado; a mí que llevo en la sangre los genes de la pintura y la poesía. Esto es, de juzgado de guardia.

Bueno, voy por las gafas de sol que son las seis y diez y ya no veo con las gafas de ver; que ahí viene el ocaso cegador reflejado en la última planta del Hotel Parador.

Posdata. Se ve que los constructores deben tener mala conciencia por lo de las vistas y ahora están colocando arriba unas planchas que brillan al ocaso, con unos dibujos imitando al oleaje que me han tapado. Un detalle.