«El que es pintor de verdad no puede ahora dejar de pintar si no vende»
El jerezano acaba de terminar un año lleno de exposiciones y premios y afronta 2012 con una muestra en Nueva York en verano David Saborido Pintor
Actualizado: GuardarDavid Saborido: jerezano, profesor y, sobre todo, pintor. Lo demás lo explica él mismo.
-Una exposición individual en Sevilla, otra muestra en Italia, un premio nacional en Arcos... Parece un año fructífero.
-He intentado sacar mi trabajo fuera todo lo posible y por eso no he dejado de participar en concursos, de mover mis cuadros, de contactar con galerías y hacer exposiciones. Al premio no le doy tanta importancia porque tiene que ver mucho con la suerte. El jurado ha apoyado una propuesta abstracta, algo que hasta ahora en Arcos no se venía valorando.
-Y tiene en proyecto una exposición en Nueva York para verano.
-Sí, una galería se ha puesto de acuerdo conmigo e inauguro el 12 de julio en Nueva York. Me da respeto acercarme hasta Estados Unidos, a ver qué pasa. Quiero mostrar un trabajo que estoy desarrollando ahora mismo que se llama 'Elementos' y tengo también otro entre manos que lo voy a titular 'Espacios inmanentes'. Estoy elaborando un conjunto de obras para exponerlo allí, y me da mucha vergüenza hablar de ello. Me lo tomo como una oportunidad. Ahora, gracias a Dios, vendo cuadros pero, como estoy acostumbrado a que nadie me compre y tirar para adelante, pues si no vendo, no pasa nada.
-¿Qué le supone su faceta como docente en La casita amarilla?
-Doy clases desde hace 14 años y desde el primer momento tuve claro que un creador, para realmente avanzar en lo que hace, no puede depender de vender obras, porque entonces te conviertes en una fábrica de cuadros. Lo interesante es vender un poco menos pero tener tiempo para mí, para poder trabajar en lo mío. Me propuse trabajar un día y medio a la semana dando clases de pintura y ganar un dinero para pagar mis estudios, mis viajes, mis materiales. Paralicé un poco la docencia hace cinco años y ahora lo he retomado con mucha fuerza. He montado un proyecto que yo llamo 'Encuentros con la pintura'. La idea es reunir a pintores o gente que le guste el arte, visualizar una obra y hablar de pintura. Son dos conferencias al mes hasta junio con la idea de darles mi visión sobre el arte, sobre la pintura y compartir sus opiniones, que aprendamos todos.
-¿Cómo surge esta idea?
-Cuando estudié la carrera en Barcelona había una asignatura que se llamaba 'Estética del arte' y el profesor que tenía era muy bueno. Esa asignatura me caló. El verano pasado me planteé crear encuentros para acercar a las personas la importancia de la belleza. Cuando decimos que la pintura negra de Goya nos gusta y es muy bonita, estamos diciendo algo que va más allá, porque bonita a lo mejor no es, es otras cosas. Hablar de lo bello con palabras más profundas es muy interesante. Tengo el grupo de la tarde completo (pero puedo abrir otro) y quedan plazas por la mañana.
-Se fue a Barcelona y volvió a Jerez, algo que pocos hacen.
-Cuando estaba estudiando en Barcelona tenía muy claro que dedicarme a la pintura era difícil. Necesitaba un espacio para formarme, para crecer, porque uno no se hace artista al salir de la facultad. Necesitaba estar en Jerez para vivir, para confirmarme como persona. Afortunadamente, hoy en día se coge un tren o un avión y se llega a todas partes. Hoy pienso lo mismo que hace diez años: para la persona que está viva, que es creativa y tiene ganas de hacer cosas, vivir en Jerez está muy bien. Puedes exponer en Madrid, en Barcelona, donde te dé la gana, hacer proyectos de todo tipo y coger un avión e ir a cualquier parte. Pero pienso que es muy interesante proponer cosas en tu tierra porque si todo el que tiene una idea medianamente buena se va a Bilbao, no tiene derecho después a quejarse de Jerez ni a meterse con los jerezanos.
-¿Cómo ve el panorama artístico en Jerez?
-Es normal que haya pocas galerías porque ahora corren tiempos difíciles. En Jerez hay muchas personas que pintan, hay buenísimos profesionales, grandes artistas, pero si realmente quieres difundir tu trabajo, tienes que sacarlo de aquí. Hay que buscarse la vida fuera. Coger muchas veces el AVE y el avión y hacer hucha, como yo digo, y te vas 15 días a Alemania, a Barcelona.
-¿La situación mejora o empeora?
-Quiero pensar que va a mejorar pero hay que salir de aquí. La pintura no es para los jerezanos, es para el mundo, y por eso hay que buscarse la vida por encima de las galerías. Hay otras formulas, además de las galerías, que son muy interesantes. Hay que quejarse menos y hacer más.
-¿Afecta la crisis al arte?
-Mucho. Antes había siete personas que te compraban un cuadro y ahora hay tres. Si antes había dinero para comprar a tres conocidos, a un desconocido y a un hiperfamoso, solo hay ahora para el hiperfamoso. Es un momento en el que un pintor de verdad no tiene que dejar de pintar si no vende. Hay que volver al origen de las cosas. Yo pinto porque me nace y si lo vendo, mejor, y si no, no pasa nada. Y hay gente que deja de pintar porque no vende. Empecé siendo gasolinero, trabajaba ocho horas y luego pintaba. Lo que hay que ser es currante, no permito que me digan artista y esas cosas. Hay que pintar porque te gusta pintar. Una vez se lo escuché a Juan José Millás: 'Si usted quiere ser como yo, escriba'.
-¿Ha visto a mucha gente perderse por eso?
-Es una realidad. Se nos ha olvidado que hay cosas que se hacen y se recoge al tiempo. En Jerez hay mucha gente que ha dejado de pintar porque dice que ha perdido las ganas, que no tiene tiempo, que no tiene sentido. Se creen que el arte ha muerto, que las galerías son una tontería. y asocian eso al maravilloso mundo de pintar.
-¿En qué momento artístico se encuentra David Saborido?
-Sinceramente, me siento muy perdido, siento que no he hecho todavía nada que merezca la pena y tengo una gran incertidumbre a lo que pueda venir. Tengo que trabajar mucho, mejorar en muchos aspectos, analizar y estudiar para aprender.
-¿En qué consiste el proyecto 'Espacios inmanentes'?
-Trabajo en una nave, sobre el suelo, que está lleno de pigmentos. De ahí surge el color. Barro, mezclo los colores y los paso por un colador. Todo lo que hay en el suelo pasa a la tabla. De ahí parte la conciencia de la inmanencia, de aquello que pertenece a algo. Quiero crear espacios con pigmentos, totalmente nuevos, donde la persona pueda entrar y las huellas se queden en el espacio, pero está todavía en desarrollo.
-¿Qué es lo más difícil a lo que se ha enfrentado en el arte?
-Intentar apartarme de la opinión y la aprobación de los demás, de estar en esta o aquella galería, de ganar premios o no, y centrarme realmente en la pura esencia de la pintura, en por qué haces lo que haces, en estar contigo mismo y dejarte de artisteo y de tonterías de esas que tanto manchan el interior de la persona que crea. Hoy no es un artista el que hace sino el que aparenta, se juega con eso, con la foto. Como soy consciente de que no voy a ser famoso nunca, intento estar tranquilo y profundizar en lo que hago.
-¿Y lo más bonito?
-Las personas con las que te encuentras, lo que provoca en los demás lo que tú haces, darte cuenta de que cuando pintas abres una puerta que te lleva a un espacio nuevo que desconocías. Es maravilloso, es la sensación más bonita del mundo unida a levantarte por la mañana y querer trabajar, te paguen o no.