Funeral por las víctimas del bombardeo del pasado viernes sobre la ciudad de Homs por parte del ejército sirio. :: AFP
MUNDO

Homs sufre la ira de El-Asad

Testimonios de vecinos hablan de «ataques con helicópteros» y «cadáveres descuartizados de niños en las calles» La oposición acusa al régimen sirio de una «masacre» en Homs, con más de 200 muertos

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Siria se desangra. Homs volvió a erigirse en epicentro de una revolución que cuenta con al menos doscientos mártires más según fuentes de la oposición, que calificaron el ataque registrado el viernes por la noche de «masacre». El balance provisional de los opositores está entre los 237 y 260 muertos y acusan a las fuerzas del régimen de bombardear barrios de esta ciudad situada en el centro del país, 165 kilómetros al norte de Damasco. Resulta imposible verificar el número de bajas de una jornada en la que el régimen trató en todo momento de alertar sobre la intención de los grupos de oposición de «crear una pseudo masacre para influir en la votación del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas».

Testimonios de vecinos citados por distintas agencias hablan de «ataques con helicópteros», «cadáveres de niños en las calles», «bombardeos desde las ocho de la tarde del viernes contra viviendas de civiles». Las fotos y vídeos subidos a Internet muestran decenas de cuerpos en suelos de casas, algunos en sus sudarios blancos a la espera de ser enterrados. Desde la agencia oficial Sana usaron las mismas fotos, pero aseguraron que los muertos eran «civiles raptados, torturados y asesinados por los grupos terroristas armados», que es la manera que el régimen de El-Asad tiene para referirse al Ejército Sirio Libre (ESL). Información que tampoco se pudo verificar de forma independiente.

Son las dos versiones de una realidad que dura once meses y que ha sumido al país en un conflicto armado entre los leales al régimen y el ESL, que nació con el espíritu de defender las protestas, pero que también ha pasado al ataque y está causando un número importante de bajas entre las fuerzas de seguridad. Ayer otros 22 militares fueron enterrados en Homs. «La brutalidad del régimen ha obligado a los revolucionarios a armarse, no les han dejado otra opción», señala un diplomático europeo consultado en Damasco, que advierte de los problemas que engendra este brazo armado de la oposición ya que «carecen de un mando o una estrategia común». Su actividad -cada vez mayor debido al creciente número de desertores de las fuerzas regulares en sus filas- se ha convertido en un argumento para que el régimen justifique su represión, la única respuesta que ha dado a las demandas de la calle a la espera de la puesta en marcha de unas reformas que llegan cuando ya ha habido demasiados muertos.

Las imágenes que llegan de Homs son aún más crudas que las que se pueden ver en los barrios del este de Damasco que se levantaron el pasado fin de semana contra el régimen y muchas de cuyas calles resultaron muy afectadas por los combates, como este medio pudo comprobar. El Ejército entró con sus tanques en estas zonas y necesitó cuatro días para retomar el control; en Homs lleva meses intentándolo, pero no puede.

El ministro del Interior, Mohamed Shaar, advirtió de que no iba a perder un minuto en su intento de «limpiar Siria de terroristas» y el movimiento de ayer en Homs, centrado especialmente en la zona de Jalidiya, se enmarca en esta ofensiva del régimen que a muchos recordó lo ocurrido en Hama en 1982, cuando más de diez mil personas murieron en el levantamiento liderado entonces por los Hermanos Musulmanes contra el anterior presidente, Hafez el-Asad. Estos días se conmemora el treinta aniversario de aquella masacre y algunos de los responsables del aparato de seguridad del régimen que tomaron parte en la misma siguen en activo y aplicando las mismas soluciones que en los ochenta.

Presión internacional

Siria se protege con el escudo ruso y chino de los ataques de Occidente y de sus propios vecinos árabes que lideran una resolución que pide la dimisión de Bashar el-Asad.

Nada más difundirse las informaciones de la oposición sobre la muerte de cientos de personas en Homs se organizaron movilizaciones frente embajadas sirias en todo el mundo. Egipto, Kuwait, Alemania, Estados Unidos, Grecia o Reino Unido, donde hubo un intento de asalto, fueron algunos de los lugares donde se escenificó la condena por la represión del régimen de Damasco.

Las autoridades tunecinas -país donde prendió la chispa de las revoluciones árabes- dieron un paso más e iniciaron los trámites para expulsar al embajador sirio como primer paso para el fin de las relaciones diplomáticas.