El general invierno invade Europa
Actualizado: GuardarEuropa se encuentra en estado de sitio. Un vistazo a la situación de este lado del planeta arroja un alarmante parte de bajas: 200 personas muertas de frío o a consecuencia de accidentes ocurridos por el temporal en Europa del Este, cientos de vuelos cancelados, carreteras cortadas, pueblos aislados, consumo récord de energía para alimentar las calefacciones...
El general invierno, el mismo que contuvo el avance de las tropas napoleónicas y congeló a las divisiones del III Reich que querían llegar hasta su ombligo, ha estirado los brazos desde su Siberia natal y sus zarpazos se han dejado sentir hasta en nuestro sur más templado. El gélido visitante debe tener su cuartel general en Oymyakon, en el corazón de Siberia, el lugar habitado más frío del planeta: el 26 de enero de 1926 se midieron 71,2º grados bajo cero. Allí deben helársele a uno hasta las ideas...
El soplo helado no deja indiferente a nadie y provoca situaciones que basculan entre la tragedia y el esperpento. En el pueblo húngaro de Farkaslyuk, reportan las agencias, los paisanos se han visto obligados a tomar al asalto una vieja mina abandonada para recoger trozos de carbón de sus olvidadas vetas. Los fragmentos les han servido para alimentar sus vacías estufas y cocinas, ante el incremento de los precios del combustible y los desalentadores partes climatológicos. «Esa mina nos ha salvado de ir a la cárcel. De no estar abandonada tendríamos que haber ido al bosque a robar leña. Y eso está prohibido. De no ser por la mina, seríamos unos delincuentes», declara Jozsef Bari, padre de tres hijos y uno de los requisadores de carbón. En las montañas que rodean su hogar la temperatura ha descendido por debajo de los 22º bajo cero.
En Ucrania, el país más afectado por el temporal, han debido cerrar escuelas y supermercados y en Kiev hasta han comenzado a escasear algunos alimentos. Hace tanto frío que los camiones de reparto no pueden completar sus rutas. Los muertos superan el centenar (hay ya 101 víctimas), muchos de ellos, personas sin hogar. «Les ha cogido por sorpresa, no han podido prepararse. Viven al día y son muy vulnerables», concede Zlatko Kovac, de la Cruz Roja ucraniana.
A llenar las despensas
En Bucarest (Rumanía), unas 300 personas con síntomas de congelación han sido trasladadas a hospitales y centros de acogida después de que las temperaturas mínimas rozaran los -30º. Las autoridades han colocado al país en alerta amarilla y han pedido a los ciudadanos que llenen sus despensas y que permanezcan en sus casas. El anuncio hizo que los rumanos acudieran en tropel a los supermercados, en una repetición de las escenas hiperconsumistas de la Navidad. El Mar Negro se ha congelado, aprisionando entre los hielos a algunos mercantes que, no obstante, han podido librarse del gélido abrazo. El temporal siberiano recuerda a los rumanos las nevadas de 1954, cuando el Ejército tuvo que sacar los tanques a la calle para retirar la nieve que alcanzó hasta dos metros de altura.
Más cerca, y en un ámbito mucho más sofisticado, Ferrari tuvo que retrasar 24 horas, por la presencia de hielo en Maranello, la presentación de su nuevo prototipo, el 'F2012', que será tripulado esta temporada por Fernando Alonso y Felipe Massa. El hielo impidió la puesta de largo del monotipo sobre el trazado de Fiorano, en el cuartel general del equipo del 'Cavallino rampante'.
Sin salir del gremio de la mecánica, el general invierno le ha hecho una sucia jugarreta a otro gigante automovilístico. BMW había logrado el derecho de bautizar un frente meteorológico con el nombre de una de sus marcas. La novedosa estrategia publicitaria debía servir para presentar la nueva gama de sus Minis. ¿Saben a qué frente han llamado Cooper los de BMW? Imaginan bien. Al frente siberiano.
Un portavoz de la compañía ha hecho públicas las disculpas de la firma ante las decenas de víctimas causadas por el temporal y por el daño «catastrófico» provocado en Europa por el Cooper.
En Francia la nieve ha llegado hasta la mediterránea isla de Córcega. Y el frío ha movido a las autoridades de Bruselas a cortar el chorrito del Manneken-Pis. No es miedo a que se le congele la colita, sino el temor a que el hielo pueda dañar los delicados mecanismos internos de la estatua.