Cae una banda que asaltaba casas a mano armada con los inquilinos dentro
Robaron en un chalé de Algodonales el pasado mes de diciembre donde se celebraba una terapia de grupo
CÁDIZ. Actualizado: GuardarSe hacían pasar por guardias civiles para entrar en las viviendas bajo engaños, y una vez dentro, no dudaban en utilizar la violencia e incluso disparar contra los inquilinos para lograr sus propósitos: desvalijarles. La Guardia Civil daba ayer a conocer la detención de los cuatro supuestos miembros de esta peligrosa banda de ladrones, a la que se le atribuye unos cuarenta delitos (once de ellos, asaltos a mano armada), cometidos entre las provincias de Málaga, Sevilla y Córdoba. También se les achaca un robo en la provincia de Cádiz, a mediados del pasado mes de diciembre, cuando asaltaron un chalé del término municipal de Algodonales, que estaba siendo utilizado como retiro por un grupo de personas, que realizaba una terapia. Según fuentes de la Guardia Civil, los ladrones aprovecharon que la vivienda se encontraba en una zona apartada del pueblo, y entraron cuando estaba ocupada. Robaron a todos los que se encontraban en el interior, a los que retuvieron en una habitación e intimidaron con armas de fuego. De hecho, llegaron a realizar supuestamente un disparo al aire, según las mismas fuentes.
La 'operación Cobra', como ha sido llamada la investigación, ha permitido desmantelar esta organización criminal, con la detención de cuatro personas y la imputación de otras dos por delitos de robos con violencia e intimidación, detención ilegal y homicidio en grado de tentativa, ya que llegaron a disparar a una mujer, que resultó herida de gravedad en uno de los asaltos cometidos en la localidad de Colmenar (Málaga). La víctima trataba de encerrarse en un vehículo para esconderse de sus agresores.
Para acceder a los domicilios, solían ocultarse en las inmediaciones hasta que llegaban sus propietarios, momento en el que los abordaban haciéndose pasar guardias civiles, aunque solían ocultar sus rostros con pasamontañas. Además, usaban inhibidores de frecuencia para evitar que sus víctimas pudieran hacer llamadas de alerta y para inutilizar las alarmas. Los supuestos ladrones son de origen español y de entre 25 y 30 años de edad. Tenían sus domicilios en Pizarra (Málaga) y Osuna (Sevilla) y contaban con una estructura muy jerarquizada, con un cabecilla que se encargaba de planificar, coordinar y dinamizar la actividad delictiva.