Zapatero, punto final
Deja al PSOE sumido en la mayor crisis de su historia reciente tras haberlo llevado al Gobierno desde el páramo de la oposición
MADRID. Actualizado: GuardarHan pasado 12 años desde que José Luis Rodríguez Zapatero se hizo con las riendas del PSOE. Con el partido sin rumbo tras la arrasadora victoria de José María Aznar, asumió el liderazgo y contra pronóstico devolvió a los socialistas al poder tras solo cuatro años de atípica oposición. Ahora se va a su casa con el PSOE sumido en la peor depresión de su historia reciente.
Este fin de semana en Sevilla no solo se dilucida quién será el próximo líder de los socialistas. El cónclave despedirá a Zapatero, apenas mencionado en estos días, pero responsable último de la calamitosa situación de su partido. Tendrá, pese a todo, una despedida cariñosa y no se irá entre el oprobio que acompaña en política a los perdedores por goleada. Van a pesar más los momentos de gloria que los de derrota.
Zapatero sorprendió a propios y extraños cuando aquel 22 de julio de 2000 se dirigió a los asistentes al 35 Congreso del PSOE con un optimista «no estamos tan mal». La frase sonó como un aldabonazo en medio de un mar de pesimismo. Cuatro palabras que, quizás, cambiaron el sentido de la historia socialista y atropellaron a José Bono, el favorito para hacerse con el timón del partido.
Zapatero, con un equipo joven y desconocido, era el secretario general del PSOE y desplegó un estilo nuevo, una forma inusual de hacer política. Cambio tranquilo, humildad, talante, diálogo y pacto eran términos que estaban siempre en su boca para hacer una oposición de rasgos naif a un todopoderoso Aznar. La confrontación a cara de perro se quedó para los asuntos con respaldo social incuestionable, la guerra de Irak o el desastre del 'Prestige'. Se apuntó además un tanto con el acuerdo por las libertades y contra el terrorismo firmado con el PP, apenas cinco meses después de convertirse en líder de la oposición.
Golpes de efecto
Su primer mandato fue una sucesión de golpes de efecto, retirada de Irak, profundización de los derechos civiles, diálogo con ETA y reformas estatutarias. Unas le salieron bien, pero no lo suficiente para contrarrestar el efecto de las que salieron mal, las conversaciones con los terroristas y el Estatut de Cataluña. Dos hechos que, a juicio de un amplio sector del partido, impidieron un triunfo concluyente en 2008 y mayor estabilidad en el segundo mandato. La última legislatura fue la del desastre por un diagnóstico tardío y equivocado de la crisis que condujo a una política errática culminada con un profundo ajuste que acabó de volar los puentes con parte de su electorado. La crisis, además, lo tapó todo, nada se salvó. Zapatero no pudo siquiera capitalizar el fin de la violencia de ETA, un hecho con el que todos los gobernantes habían soñado.
Por el camino se desmembró su equipo y se hundió su imagen. De los de la primera hora solo José Blanco, Trinidad Jiménez, Leire Pajín y Carme Chacón llegaron con él al final del trayecto. Entre medias dejaron o fueron expulsados del barco Juan Fernando López Aguilar, Jordi Sevilla, Jesús Caldera... También prescindió de colaboradores, como Pedro Solbes, María Teresa Fernández de la Vega y Miguel Ángel Moratinos, con formas que alimentaron el desamor de los afectados.
Achicharrado en todos los frentes, Zapatero anunció el 2 de abril un secreto a voces, no sería el candidato del PSOE. Una decisión con la que abrió el telón de una operación de relevo que recibió muchos calificativos menos el de ejemplar. Cedió el testigo a Alfredo Pérez Rubalcaba sin permitir que Carme Chacón lo disputara, y el resto es historia sabida. Los socialistas perdieron todo su poder autonómico, salvo Andalucía y País Vasco porque no tuvieron elecciones, y casi todo el municipal. En las generales besaron el suelo de los 110 diputados, 15 por debajo de la catástrofe de 2000.
Un panorama que ha colocado al PSOE en el umbral de ser una fuerza irrelevante si no encuentra un revulsivo que frene y levante la deriva del partido. El «no estamos tan mal» de Zapatero hace 12 años no sirve porque ahora los socialistas sí están mal.