«Los tribunales eran la única opción para cerrar heridas»
Dos testigos declaran que denunciaron las desapariciones de sus allegados porque saben que los crímenes no han prescrito
MADRID. Actualizado: GuardarDos nietas de desaparecidos durante la dictadura declararon ayer en el juicio a Garzón que acudieron a la Audiencia Nacional porque era la única opción para «cerrar heridas» y lograr reparación.
«Mi abuela ya murió y solo cerró sus heridas con la muerte. Yo lo que pretendo es que mi madre pueda cerrarlas antes de morir con la Justicia y la reparación», señaló María Antonia Oliver París, representante de la asociación para la recuperación de la Memoria Histórica de Mallorca.
En los mismos términos, Josefina Musulén Giménez, de la asociación para la recuperación de la Memoria Histórica de Aragón, señaló al tribunal que los nietos de los desaparecidos siguen buscando «con la misma dignidad» a sus familiares, «pero sin el miedo que tenían nuestros padres». Musulén relató como el 13 agosto de 1936 un falangista fue a buscar a su casa a su abuelo, que era de la CNT, y que también se llevaron a su abuela que estaba embarazada.
«Nos dijeron que a mi abuela le dieron el tiro de gracia en la tripa. Después nos contaron que la ingresaron en el Hospital de Gracia (...) y que una mujer la acompañó al paritorio. A mi abuela no la volví a ver y a la niña tampoco. Así pudimos saber que mi madre tuvo una hermana sana hace 33 años», relató.
El abogado Jose María Ruiz de la acusación popular Manos Limpias le preguntó si conocía el lugar donde están enterrados sus familiares, a lo que ella respondió que creen dónde se pueden encontrar, no por conocimiento expreso, sino por el «modus operandi» de los falangistas en Zaragoza.
Preguntada por el abogado de Garzón, Gonzalo Martínez-Fresneda, sobre qué les motivó a denunciar, dijo que la mayoría de los familiares de los desaparecidos se educó en dictadura, y que «las víctimas no sabían que tenían este derecho». «Pero los nietos sí y pensamos que teníamos el deber de denunciarlo porque los delitos no han prescrito», concluyó.