Cerrazón británica
Actualizado: GuardarUno de los objetivos declarados del nuevo ministro de Asuntos Exteriores, García-Margallo, es reanudar las negociaciones sobre Gibraltar con el Reino Unido, interrumpidas en 2002 cuando fracasó el intento de llegar a una fórmula de soberanía compartida. Poco ha tardado la respuesta británica a tal sugerencia: el secretario de Estado británico para Europa, David Lidington, reafirmó ayer en Madrid el rechazo de su Gobierno a negociar con España la soberanía de Gibraltar o el cambio del estatus de la colonia si no es con el consentimiento previo de los habitantes del Peñón. Por el tratado de Utrecht de 1713, en el marco de la guerra de sucesión española, España cedía a perpetuidad el peñón a Gran Bretaña sin jurisdicción alguna, estableciéndose, no obstante, una cláusula por la cual si el territorio dejaba de ser británico, España tendría la opción de recuperarlo. Los autóctonos de aluvión que pueblan la Roca no tienen, pues, soberanía sobre la colonia, por lo que los argumentos de Londres para perpetuar el anacronismo carecen de fundamento y son un escollo permanente en la buena relación bilateral.