EL CANDELABRO

QATAR

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Los catalanes suelen decir con orgullo que descienden de los cátaros. Pero tal como se está poniendo la cosa a estas alturas yo creo que preferirían descender de los cataríes. Me apuesto el cuello a que más de un catalán de pro cambiaría encantado a la ancestral Ermengarda de Carcasona por la jovial Mozah de Qatar, esa despampanante jequesa que ha convertido el mundo en su pasarela. Y es que no hay color... Los cátaros tendrán mucha historia, pero los cataríes tienen la pasta. Y ya se sabe que para cualquier catalán 'la pela es la pela' (léase con el engolado y líquido acento de la tierra). Esa 'Qatarluña' soñada sería un floreciente oasis en un desierto de paro y recesión. ¿Qué hay que cambiar la barretina por el turbante? ¿Qué hay que parlar 'qatarlán'? Bueno, todo es negociable. Lo malo es que el sentimiento no parece mutuo. Porque Qatar será un emirato diminuto, pero no tonto. Y una cosa es patrocinar al pujante Barça y otra muy distinta reflotar la lastradísima Spanair. Tanto y tan fuerte ha pegado la crisis que hoy los políticos buscan dinero por donde sea. Como diría don Mendo (el de la venganza): 'Por aquí, y por Alá' (sobre todo, por Alá). Vivimos en una astracanada perpetua. Y todo porque no tenemos petróleo, porque no mana de las entrañas de nuestro terruño ese moco oscuro, ni esos pestilentes gases que un día les cambiaron la vida (a mejor) a los habitantes de Qatar. ¿Por qué ellos sí y nosotros no? Bueno, teniendo en cuenta que el Mediterráneo español es la cuna de la paella, del arroz a banda, de la mascletá y de joyas residenciales como Marina D'Or, que encima hubiera petróleo ya sería abusar. Aquí tenemos el clima, el paisaje, la calidad de vida... Y una necesidad tremenda de que todo eso nos lo patrocine (por ejemplo) Qatar. Es la contrarreconquista. No solo no vamos a oponer resistencia, sino que estamos dispuestos a colaborar a favor de la invasión. Vengan, inviertan y verán qué trato. Que hasta en las fiestas de Moros y Cristianos dejamos que sean ustedes los que se fumen el puro.