La rebelión llega a las puertas de Damasco
La oposición cree que el final del régimen sirio está próximo, pero aún «puede hacer daño»
DAMASCO. Actualizado: GuardarLos accesos a Damasco están vigilados por el Ejército que ha establecido puestos de control donde se forman colas kilométricas. Después de diez meses de protestas, la revuelta siria se ha hecho fuerte en los barrios de la periferia de la capital y el régimen de Bashar el-Asad trata de sofocar el levantamiento con una operación a gran escala en la zona este en la que, según activistas de la oposición consultados, «emplean tanques y artillería pesada» desde primera hora del domingo.
«No sabemos los muertos y heridos que hay, es imposible mostrar lo que ocurre al mundo porque las zonas están acordonadas, han cortado las comunicaciones, la electricidad.», apunta un joven opositor que trata por todos los medios, junto a un grupo de amigos, de llevar medicinas a los lugares afectados. ¿Es el inicio de la batalla por Damasco? «Son días clave, los seguidores del régimen tienen dudas y ya no muestran su apoyo de la forma tan efusiva que lo hacían antes, saben que las informaciones sobre excesos de las fuerzas de seguridad son ciertas y empiezan a ver cómo sus vecinos perdemos el miedo de hablar y pedir libertad», señala una joven activista de Harasta, otro bastión opositor de la periferia, que piensa que «el final está próximo, pero todavía pueden hacer mucho daño».
Los combates entre el Ejército regular y los distintos grupos armados que componen el Ejército Libre Sirio (ELS) se centran en la zona de Ghouta oriental, al este de la capital, en los distritos de Saqba, Hammouriya y Kfar Batnba. Allí «suenan las explosiones y disparos», según los activistas consultados, que hablan de «combates calle por calle» y todos los accesos están bloqueados. Testigos consultados por la agencia Reuters gracias a telefonía satélite describieron que en lugares como Saqba «las mezquitas se han convertido en hospitales y han cortado la electricidad».
Las únicas bajas confirmadas del día fueron los seis soldados que perdieron la vida cuando el autobús en el que viajaban fue atacado por «un grupo de terroristas», según la agencia oficial Sana, que informó también de los funerales celebrados durante la jornada por otros 23 soldados. La oposición denunció la muerte de al menos 19 personas, al menos dos de ellas niños, pero cuando se abra el acceso a las zonas donde han tenido lugar operaciones esta cifra podría aumentar. Desde los medios oficiales apenas se hizo hincapié en la operación militar que funcionarios del régimen consultados englobaron dentro de «las labores habituales de las fuerzas de seguridad por establecer el orden», y acusaron a los medios occidentales y árabes de magnificar los hechos para aumentar la presión internacional sobre el régimen.
Limpieza de «delincuentes»
Dentro del casco urbano de Damasco la revuelta carece de armas y las manifestaciones esporádicas se multiplican en barrios como Jobar, Al Qaboun, Barzah Al Balad, Al Midan o Rokn Ad Dien. Grafitis en las paredes pidiendo la caída del régimen, o lanzamiento de globos con eslóganes como '¡Viva la revolución!' comienzan a ser acciones cada vez más habituales pese al férreo control de los agentes de seguridad. «Hasta ahora los damascenos lo veíamos todo por la tele, parecía algo lejano, pero ahora nos damos cuenta de que ya está aquí y esto nos da mucho miedo», confiesa la dueña de una agencia de turismo, que ha decidido enviar a sus hijos a Líbano ante la escalada de tensión.
El régimen parece dispuesto a cumplir con las palabras del ministro de Interior, Mohamed Shaar, que en un encuentro con familiares de agentes de la seguridad caídos en los últimos meses -más de dos mil, según el régimen- advirtió que «las fuerzas de seguridad están determinadas en restablecer el orden y la seguridad y limpiar el territorio de delincuentes». Estos «delincuentes» serían los miembros del ESL cuya presencia ha ido creciendo de forma progresiva en los alrededores de la capital, donde en los últimos días habían llegado a establecer puestos de control e izado la bandera verde, blanca y negra de la Siria anterior a la llegada del partido Baaz. En el interior de los distritos, el territorio no está claramente delimitado y uno pasa en apenas unas calles de una zona bajo control del régimen, a otra bajo control opositor sin percatarse del cambio hasta que ve las banderas.
Como en Túnez, Egipto y Libia, el control de la capital del país es básico para el triunfo de las aspiraciones opositoras. El régimen es consciente de ello y por eso trata de blindar Damasco en una semana crucial en la que la Liga Árabe y la Unión Europea presentarán un plan conjunto ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. El plan tiene como primer punto la dimisión del presidente Bashar el-Assad y la formación de un Gobierno de unidad nacional, algo a lo que Rusia y China se han opuesto de forma tajante ya que piden una oportunidad para el plan de reformas propuesto por el presidente.