La Liga Árabe suspende su misión en Siria
El organismo ordena la retirada de sus enviados por el deterioro de la situación en el país
DAMASCO. Actualizado: GuardarAhmed, nombre ficticio del interlocutor, no ve ni habla con su hermana desde hace un mes. Apenas les separan quince minutos en coche, pero ella vive en Harasta, uno de los distritos de Damasco bajo control del Ejército Libre Sirio (ELS), y él en uno de los barrios de la capital que descansan bajo el monte Casium a donde también han llegado unas protestas cada vez más próximas al centro urbano. La Liga Árabe decidió suspender la misión de sus observadores debido al «deterioro crítico de la seguridad en el país», pero a este paso dentro de poco podrán escuchar las manifestaciones de la oposición desde sus habitaciones en el hotel Sheraton.
Los enviados permanecerán en el país a la espera de la próxima reunión de los ministros de Exteriores de un organismo panárabe que ha trasladado de nuevo el caso sirio al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. El secretario general de la Liga, Nabil el-Arabi, justificó la decisión de congelar las operaciones debido al «deterioro peligroso de la situación en Siria y a la continuación del uso de la violencia y del intercambio de disparos y bombardeos que tienen como víctimas a los ciudadanos inocentes».
«Todo empieza al final de cada oración. La gente sale de las mezquitas y empiezan los gritos de protesta», señala Ahmed, que ha decidido cerrar su comercio de jueves a sábado para evitar problemas. Protestas pacíficas de momento, sin armas, distintas a las que se viven en los barrios de la periferia de Damasco donde hay combates abiertos entre el Ejército y los grupos opositores armados que conforman el ELS. «No han tenido otro remedio que armarse para defender a la población de las fuerzas de seguridad», asegura Ahmed.
130 muertos en 48 horas
La salida de los observadores no supone ningún trauma para unos opositores que censuran su trabajo «porque han sido incapaces de garantizar la seguridad de los civiles», declaró el presidente del opositor Consejo Nacional Sirio (CNS), Buram Galion. En una entrevista telefónica a la agencia Efe, Galion advirtió de que «el régimen ha dado instrucciones para aplastar la revolución durante una semana». Ayer al menos otras 12 personas murieron en Siria víctimas de la represión, según el grupo opositor Comités de Coordinación Local, que eleva a 130 los muertos en las últimas 48 horas. La agencia oficial Sana, por su parte, informó del fallecimiento de siete soldados tras el ataque de «un grupo terrorista armado» contra el autobús en el que viajaban por los alrededores de Damasco.
El Consejo de Seguridad analizará la propuesta de la Liga Árabe, respaldada por la Unión Europea, cuya primera petición es la salida del poder del presidente Bashar el-Asad para la formación de un Gobierno de unidad nacional. Rusia y China, como ya hicieron en octubre, son los grandes aliados de Damasco para evitar que estas medidas sean aprobadas y apelan a la promesa de amplias reformas que el dirigente ha prometido.