Patxi López y Alfredo Pérez Rubalcaba aplauden una ocurrencia de González en el mitin de ayer en Madrid. :: SUSANA VERA / REUTERS
ESPAÑA

Rubalcaba insinúa que fue González quien le empujó a presentarse

Chacón se reclama la heredera de los avances en igualdad de Zapatero, escoltada por De la Vega y cuatro excompañeras del Consejo de Ministros

MADRID. Actualizado: Guardar
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A tenor de las insinuaciones realizadas ayer por Alfredo Pérez Rubalcaba, el candidato socialista no es que cuente con el apoyo incondicional de Felipe González sino que el expresidente sería una de las personas que con más fuerza le empujo a dar el paso para tratar de convertirse, dentro de una semana, en el próximo secretario general de PSOE.

El exministro del Interior, con González sentado a su lado, explicó que hace unas semanas, antes de que anunciase su candidatura al liderazgo socialista, cuando aún meditaba si daba o no el paso tras la histórica derrota en las urnas, el expresidente le invitó a su casa y durante cuatro horas de charla le sometió «al tercer grado». La narración de la anécdota concluyó con un clarificador: «Me debes una».

González, de hecho, acudió al Invernadero de Arganzuela, donde Rubalcaba congregó ayer a sus simpatizantes madrileños, para dejar muy clara su apuesta y porque dijo estar «harto» de que «se interpreten mis silencios». El exsecretario general socialista durante 23 años aseguró que estaba allí «por coherencia» y para decir que pensaba exactamente lo mismo que antes de las elecciones, cuando, consciente ya de que iban a salir derrotados en los comicios, dijo: «Creo en ti, antes, durante y después de la campaña, pase lo que pase».

El expresidente también quiso aclarar que «nunca he estado contra nadie», por lo que, en tono de confesión, aseguró que «quiero mucho a Carme Chacón, pero aquí no estamos hablando de afectos». En su opinión se habla solo de poner en marcha de inmediato un proyecto socialdemócrata que vuelva a ilusionar y conquistar a la mayoría del país. En este sentido, González, que no será delegado en el congreso de Sevilla, advirtió a los militantes de que el «peor error» que podían cometer ahora es «mirarse al ombligo y ver cómo se reparte el poder que nos queda». Les animó a cerrar el debate interno y a hablar solo de «los problemas de la gente».

Rubalcaba, escoltado también por Patxi López, por la consejera andaluza Micaela Navarro y por su joven portavoz María González dijo amén a todas las propuestas de quien considera «el político español más importante del siglo XX» y admitió que el 20-N fue candidato pese a esperar un derrota segura, porque «hay que estar ahí, con tu proyecto y tus ideas, para volver a ganar cuanto antes».

Romper «techos de cristal»

Mientras el exvicepresidente exhibía con orgulloso sus potentes apoyos internos, Carme Chacón jugaba también su baza ante los militantes en Madrid. La candidata, en un acto organizado por mujeres progresistas de la cultura, se presentó ayer como la aspirante a continuar los avances en políticas de igualdad de género logrados por los gobiernos de José Luis Rodríguez Zapatero, de los que formó parte. No en vano estuvo escoltada por la primera vicepresidenta de Gobierno en España y mano derecha de Zapatero, María Teresa de la Vega, por cuatro excompañeras suyas en el Consejo de Ministros -Leire Pajín, Beatriz Corredor, Carmen Calvo y Cristina Narbona- y por la primera socialista (junto a Rosa Díez) que trató de conquistar, en 2000, la secretaría general del partido, Matilde Fernández. También la apoyó la consejera de Empleo del Gobierno vasco, Gemma Zabaleta, la única dirigente del PSE que no apuesta por Rubalcaba.

Chacón, después de glosar grandes hitos del feminismo y de la lucha por la igualdad, aseguró que «el paso que he dado nos concierne a todas», porque «cada vez que avanza una mujer avanza la igualdad». Matilde Fernández, que hace doce años conoció en primera persona la dureza de las pugnas por el liderazgo, corroboró las palabras de la exministra de Defensa y aseguró que «querer ser secretaria general del PSOE significa querer romper muchos techos de cristal y tener mucho valor».

La candidata, que como Rubalcaba continuó la campaña en Barcelona por la tarde, avisó a todos los socialistas de que con la llegada del PP al Gobierno puede producirse un fuerte retroceso en la igualdad, como en su opinión anuncian la reforma de la ley del aborto o la reducción de ayudas a las mujeres maltratadas.