Un alto prelado vaticano denuncia la «corrupción arraigada» en la Santa Sede
El ex-secretario general del Gobierno del pequeño estado destapa contratos irregulares y una gestión «desastrosa» de las finanzas
ROMA. Actualizado: GuardarUn escándalo ha sacudido al Vaticano y es especialmente grave porque nace desde dentro, de la seria denuncia interna enviada al mismo Benedicto XVI por un alto cargo muy relevante de la Santa Sede, el hasta hace poco secretario general del Governatorato del pequeño estado, Carlo Maria Viganò. Se trata del órgano que dirige el funcionamiento de la ciudad en miniatura, desde las contabilidad al museo, y este arzobispo fue nombrado en julio de 2009 para hacerse cargo de su gestión. «Cuando acepté era muy consciente de los riesgos a los que me iba a enfrentar, pero nunca pensé que me iba a encontrar una situación tan desastrosa», escribió al papa en abril de 2011 en una de las explosivas cartas que ha salido a la luz en un programa de la cadena italiana La 7, de Gian Luigi Nuzzi, emitido el miércoles.
En sus misivas, de sorprendente crudeza, Viganò denuncia una «corrupción ampliamente difusa», sobre todo en la adjudicación de contratos, siempre a las mismas empresas y a precios duplicados respecto al mercado. Y también en la dudosa gestión de las finanzas encargada a un comité formado por conocidos banqueros italianos, «que han resultado defender más sus intereses que los nuestros» y a quienes acusa de actuar sin reconocimiento legal, pese a que manejan inversiones de 300 millones al año. Como ejemplo, menciona que en diciembre de 2009 perdieron en una sola operación dos millones y medio de dólares. Por estas prácticas, afirma haberse topado con pérdidas en las arcas vaticanas «del 50% y 60%».
Viganò tomó papel y pluma para confiar en persona a Ratzinger lo que había descubierto, porque hace un año empezó a temer que querían quitarle de en medio. Había puesto orden en las cuentas, con recortes de hasta el 50% en el gasto descontrolado -el belén de la plaza de San Pedro, por ejemplo, bajó de un coste de 550.000 euros a 300.000- y el balance pasó de un saldo negativo de casi ocho millones de euros a un beneficio de 34 millones. «Pero rompió las pelotas a demasiada gente», apuntó en la transmisión un asesor bancario del Vaticano sin identificar. Al final el 'número dos' de la Santa Sede, el cardenal Tarcisio Bertone, habría decidido eliminarlo. El resultado fue una patada para arriba. Dicho en latín, 'promoveatur ut amoveatur'. En octubre fue enviado a Washington como nuncio, puesto de gran prestigio en la diplomacia vaticana. Aunque rogó al Papa en marzo de 2011: «Mi traslado causaría desamparo en quienes han creído posible sanear tantas situaciones de corrupción y prevaricación arraigadas desde hace tiempo».
Información «facciosa»
La respuesta de la Santa Sede llegó ayer con un comunicado que, como suele ocurrir en los últimos años, denotaba impericia mediática. Era una nota poco frecuente, larga y confusa, que no desmentía nada de lo realmente esencial y escandaloso.
El portavoz vaticano, Federico Lombardi, lamenta la difusión de documentos reservados y acusa al programa de «información facciosa», aunque en el estudio estuvo presente el director del Obsservatore Romano, Giovanni Maria Vian. Lombardi reconoce la labor de rigor y limpieza de Viganò que, asegura, continuará tras su marcha, y considera que la cuestión ha sido «presentada en modo parcial y banal, exaltando los aspectos negativos».